Acompáñame dándole al botón "Me gusta" y mejor aún dándole al botón "participar en este sitio". Se está muy bien en buena compañía.

En facebook

Seguidores

¡Quiero escribir!


Cuando comento mi afición a escribir, es habitual que mi interlocutor me comente que a él también le gustaría hacerlo. Al preguntarle ¿para qué?  La respuesta habitual es: “para contar lo que me sucede, para explicar cómo veo yo las cosas, para,.., para quedarme a gusto”.
¡Caray, creo que son motivos más que suficientes para ponerse a ello!
Si leemos el post que nos dejó Alicia Uriarte (ella ya escribe) vemos que da un paso más aún: “escribimos para nosotros mismos, para reforzar sensaciones, sentimientos,..., para buscar aceptación, para reforzar la autoestima, para abrirnos caminos,...”
Imaginad por un momento que con algún tipo de ejercicio consiguiéramos además de lo anterior, todas estas cosas:
-       Estimular la creatividad
-       Organizar coherentemente las ideas
-       Reflejar un discurso
-       Separar el grano de la paja
-       Afrontar ciertos miedos
-       Hacer que se tenga en cuenta tu punto de vista
-       Mejorar la constancia
-       Medir tu capacidad  intelectual
-       Ejercitar las neuronas
-       Mostrar tu individualidad
Y así un sinfín más de beneficios no menores. Pues todo esto lo puedes conseguir escribiendo. El hecho de querer escribir y querer hacerlo bien, te pone delante una de las metas más apasionantes. Es de largo recorrido, supone esfuerzo, da beneficios, anima a al aprendizaje continuo, te obliga a estar permanentemente atento a todo lo que te rodea, a ser partícipe del mundo,…
Veréis que escribir supone dar un salto cuantitativo y cualitativo importante. No lo perdáis de vista. Eso aunque no lo hagas muy bien. Si además tienes cualidades y las trabajas, entonces el resultado para tu vida es espectacular.
Ah, y si encima de escribir, lo hacéis a mano de vez en cuando, descubriréis otro listado importante de ventajas, pero eso, lo dejamos para otro dia.

Pd.- Lo de la foto intentadlo cuando ya tengáis mucha práctica.

Empatía


Ahora me gusta ver series de televisión.  Pero enteras. Vamos que cojo una y no la dejo hasta que veo todos los capítulos y las temporadas. Ahora llevo entre manos una que se llama Mentes criminales. Está muy bien. Desde luego, la recomiendo.

El equipo protagonista trata de averiguar lo que pasa por la mente del criminal para poder detenerlo. Para ello utilizan como arma principal la empatía ( del griego ἐμπαθής "emocionado")  llamada también inteligencia interpersonal en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Es la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir. También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.
Vamos, en cristiano, significa ponerse en la piel del otro para comprender cómo piensa y qué le lleva a hacer lo que hace.

Con la empatía este equipo de investigadores consiguen detener y encarcelar a los culpables.
¿Y qué es lo que me ha llamado la atención, lo que me ha ayudado a comprender? Pues que el objetivo de la empatía no es justificar lo que el otro hace, asumir como propio sus acciones, sino comprender por qué lo hace.  Y no es lo mismo.

Siempre he sido fácilmente influenciable y además, he tratado de tener empatía con el de enfrente. Pero para ponerlo a mi lado. Esto puede ser un error. Bueno, lo es. Y el resultado puede ser desastroso. Porque puedo llegar a justificar acciones, a perdonar ciertos actos y a consentir cosas que dentro de mí siento que no están bien. Como lo comprendo, lo comparto. Por tanto, lo consiento. Este es el error.
La empatía no obliga a  compartir, tan sólo, y no es poco, te ayuda a conocer, a enriquecerte con otra visión distinta de la tuya, a saber qué pasa por la mente del otro. Pero no te puedes quedar ahí. Esto es lo cómodo. Nos falta comparar con la escala propia de valores y tomar una determinación.  

En el caso de esta serie, el equipo comprende el porqué del acto criminal, pero no lo justifica. Y actúa. Encarcelan  al malo. Son sus valores. Es su trabajo.
Ten cuidado. Tu nivel de empatía puede ser grande. Pero utilízalo bien. Hay verdaderos maestros en utilizar en provecho propio tu capacidad de empatía.

¿Cómo actúas cuando alguien cercano a ti abusa de tu comprensión y te hace renegar de tus valores?
Pd.- la próxima serie que vea será de humor. A ver si me relajo un poco.

El orden de los factores...



Soy el primero que disfruto cuando no tengo nada que hacer, o mejor dicho, cuando no hago nada. Pero para eso necesito tiempo libre.
En efecto, puedo parar lo que estoy haciendo y ponerme en blanco pero reconozco que entonces me vienen las recriminaciones: deberías estar haciendo esto o lo otro, eres un vago, etc,etc,etc.  Tal vez otro día analice esas voces interiores pero hoy me centraré en lo que puedo hacer para que cuando pare, pare de verdad. Es decir, con la satisfacción del deber cumplido y sabiendo que me regalo un tiempo de vagancia, sin atormentarme por ello.
Está claro que a esto se le llama organización y planificación. Tal vez  suene un poco marciano pero si nuestras actividades del dia las acometemos con  planificación y organización, resulta que nos queda un montón de tiempo libre.
Aunque sean ejemplos un poco extremos, está claro que no debemos quedarnos mirando la lavadora mientras está en marcha y hasta que acabe (bueno, salvo que ver girar el tambor de la misma nos produzca un placer especial). O no podemos ir seis  veces al mismo sitio a coger cosas, o no podemos tener a un equipo de personas mirándonos cómo trabajamos mientras esperan órdenes.  
No es muy difícil parar y pensar. Es decir, al comenzar el dia, dedícale cinco minutos no sólo a repasar las cosas que tienes que hacer sino también, y esto es lo más importante, en qué orden puedes acometerlas y si hay cosas que puedes solapar, es decir, hacer a la vez. 
Puedes tener que trabajar y poner la lavadora. Piensa que harías antes. O tal vez leer un libro mientras vas en el transporte público, o aprender inglés mientras conduces, o recoger la habitación mientras el ordenador se pone en marcha… Esto no es como en las matemáticas pues aquí el orden de los factores sí que altera el producto.
¿Cómo te sentirías si dispusieras de tiempo libre? ¿Qué cosas puedes hacer simultáneamente?

¡Hoy no escribo!


Tengo la mente en blanco. No sé si es que se me han acabado las ideas para escribir, si es que  hoy no tengo ganas. Esta situación me da miedo porque no sé si durará días, semanas o meses. Cuantas más vueltas le doy, menos ideas me vienen a la cabeza.

Además estoy vago. No quiero escribir. ¿Será que he agotado todos los temas posibles? Me recrimino no haber tomado notas cuando me viene el flash inspirador. Tendré que volver a poner la libreta de notas en la cartera. ¿Será que no presto suficiente atención a lo que me rodea? Pues entonces abriré los oídos a lo que se dice en cualquier conversación nimia.  ¿Y si no oigo nada interesante? Pues tendré que preguntar.

No sé exactamente qué les gustaría ver reflejado aquí a quienes me leen. Tal vez debería hacer una encuesta. Si tengo la suerte de que me respondan, entonces tal vez podría seguir escribiendo sobre temas interesantes.

Aprovecharé que no estoy inspirado y me iré a dar una vuelta por alguna librería. Es posible que un libro desconocido, inesperado, me ayude. 

Espero que no sea la responsabilidad que lleva el haber pasado de las 10000 visitas.  Con tantas supongo que los lectores esperan más y mejor y me da miedo el no saber si puedo cumplir las expectativas. Pensaré en cuáles son las mías sobre este blog. Pelearé contra el miedo.

¿Qué hacer cuando se está en esta situación, espero que transitoria, de bloqueo mental? Espero que tú me ayudes. Sólo así podré escribir de nuevo. De momento, hoy no escribo. Esperaré tiempos mejores.