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Soy miedoso


Para mi sorpresa, estoy aprendiendo más a pensar que a dibujar. Quienes me seguís en este blog sabéis que ahora me hadado por soltar la mano con un lápiz. Me apetecía hacer algo distinto a lo de siempre y ver cómo salgo de esta experiencia. 

Además de pasármelo pipa y dedicarle mucha atención y continuidad, lo más sorprendente – amén de ver cómo voy destrozando las caras de mis amigos intentándolos dibujar – es que me estoy dando cuenta de  cómo me limitan mis miedos.

Miedo a hacer extremidades largas, por lo que se me quedan siempre cortas, miedo a ojos grandes, con lo que no hay manera de hacer un ojo natural, miedo a sombrear, de aquí que me aparezcan manchurrones por todo el papel. Tengo una batalla permanente con esto y mil cosas más. 

Así que a base de ensayo con limitaciones-fracaso he decidido que cuando me percato de que me aparece algún temor, trato de apartarlo y me obligo a soltar la mano. El resultado es que entonces, sin miedos y sin límites, empiezo a conseguir algo, a avanzar, a dar lo mejor de mí (siempre siendo consciente de que aún no llevo un mes con esto).  

Poner en práctica esta nueva actividad me ha permitido ver hasta qué punto la autocrítica, la crítica ajena, las limitaciones mentales, y un montón de cosas más no me permiten avanzar  con soltura dentro de mis conocimientos aún muy limitados. Y eso que es un hobby, una afición de la que no depende mi vida ni pienso en vivir de ella, ni arriesgo nada.

¿Qué ocurre entonces cuando realizo cualquier actividad mucho más vital o necesaria que esta? Pues a medida voy comparando, veo que los miedos y las limitaciones son aún mucho mayores. Me doy cuenta de que llevo muchos años haciendo cosas pero con mucho lastre, con mucha carga emotiva y limitante que consigue ponerme infinitos frenos, más de los que debería tener.

Así que a partir de ahora daré más rienda suelta al lápiz, a mi bolígrafo con la escritura, al modo de trabajar, a … a todo.  ¿Tendré miedo... o tal vez,.. daré miedo?


Soy traidor

Lo reconozco, hace poco “traicioné” a un amigo. Me ha pasado alguna que otra vez. ¿Qué ocurrió? Pues que le decepcioné. Porque no cumplí con aquello que él esperaba de mí.

¿Era mi intención hacerlo? ¿Fue una actuación con maldad? Pues no. Simplemente hice lo que creía conveniente pero actúe de manera distinta a lo que él suponía.

 ¿Y ahora cómo lo arreglo? Él, y yo también, dimos por supuestas una serie de premisas que nunca habíamos hablado.  En toda relación siempre quedan huecos que no se rellenan porque se dan muchas cosas por supuestas. Y claro, eso da lugar a este tipo de situaciones.

Así que toca enfrentarlas. ¿Cómo? Pues como siempre, partiendo del primer paso que es:¿qué puedo hacer yo? No que tiene que hacer él. Eso es cosa suya. Soy yo quien tiene que intentar abordar el asunto. Él luego hará lo que crea conveniente.

Como he comentado antes no hubo maldad. En muchos de los casos de traición puede haber ignorancia, egocentrismo o torpeza.  Hay que analizarlo.

Para empezar, me pondré en su lugar. Intentaré ser empático con él (es decir, intentaré pensar como él piensa, que no es mostrarme simpático o condescendiente con él).  Seguramente esto me dé una primera clave de porqué esperaba algo de mí que no le he dado. 

También asumir la parte de culpa que yo tengo porque en una relación entre dos, no todo es blanco o negro. Pedir disculpas por el daño causado y tratar de compensar en lo posible lo hecho. 

Y por supuesto, tener claro que no necesariamente estas acciones nos van a llevar a la reconciliación.  

Por supuesto, todos estos pasos no son fáciles. Incluso alguna vez son casi imposibles. Pero tengo que  intentarlo. Por lo menos que quede constancia de que no hubo maldad. Eso sí, deberé  tener muy claro que se puede hacer daño por ignorante o egoísta para tratar de evitarlo en futuras ocasiones. (¡Y a ver si en esta me reconcilio!)

Os adjunto un enlace a un buen artículo de Irene Orce sobre este asunto.


Vuelta de vacaciones

He vuelto de vacaciones. Gracias por esperarme. Han sido intensamente positivas tanto en lo personal como en lo familiar. Más no puedo pedir.

Veo que muchos de vosotros me habéis hecho caso paseando por este blog. Me encanta. Las entradas que hay aquí  intento que sean intemporales. Quiero que sirvan para leerlas en cualquier momento. Más feliz me hace ver que el número de lectores de los países de habla hispana va aumentando cada día. Ya son casi el cincuenta por cien de las visitas. Vienen desde Estados Unidos, pasando por México, Venezuela, Perú, Panamá, Colombia, Chile, etc, ¡Qué lujazo! Gracias. También quiero agradecer las visitas desde Francia, Alemania, Polonia y Rusia… Esto me sorprende. Por supuesto, gracias a los visitantes españoles que durante mucho tiempo son el soporte de este blog.

En cuanto a las vacaciones, que es el asunto de hoy, tan sólo quería comentaros algunas de las actividades que he realizado, por si acaso os apuntáis. No he parado. Este periodo suele ser bastante fructífero para mí.  Con tiempo para perder, encuentro lo que perdí. O mejor dicho, vuelvo a aquellas cosas que en algún momento siempre he querido hacer. Por ejemplo, dibujar a lápiz. No tengo ni idea, no sé nada, tengo una mano que parece una zapatilla, pero siempre me hubiera gustado aprender. Así que, me pongo en marcha. Y como siempre, apoyado por el maravilloso internet.  Ahí os dejo un  enlace que os puede servir de inicio. Yo ya tengo trabajo para todo el 2015. 

¿Y cómo me ha dado por ahí? Pues haciendo un curso de técnicas de creatividad https://www.miriadax.net/web/tecnicas-creatividad-4edicion me di cuenta de que me quedaba parado en determinadas técnicas porque no se representar gráficamente mis ideas. Me dio rabia. Así que, a dibujar toca. ¡Y estoy disfrutando como un loco!

Pero claro, no sólo de alimento espiritual vive el hombre. También es necesario alimentar el cuerpo. Así que ya voy trabajando la cocina, sin prisa y sin pausa. También internet es un libro abierto. ¡Madre mía lo que hay ahí! Así que cada día puedo comer más lo que me apetece.  

Y para cerrar este capítulo sobre vacaciones, que se preparen un par de amigos míos a los que les tengo guardada alguna propuesta. El tener momentos de inactividad me ayuda a calentarme la cabeza pensando en nuevos proyectos.


Así que a estas cosas he dedicado las vacaciones. A pensar por dónde iba a funcionar en el 2015. Al final del año que viene os cuento. Espero que este 2015 os sea tan apasionante como creo que se me presenta a mí.  ¿Nos lo cuentas?