Por llegar unos minutos tarde no
se acaba el mundo. En efecto. Tan sólo fastidias a quien te espera.
Reconozco que durante muchísimo
tiempo he estado en el grupo de los impuntuales. Vamos, he sido el líder. Conmigo
no se podía quedar. Conmigo se suponía que quedábamos. Luego aparecía o no. Hasta
que aprendí que llegar a tiempo a los sitios, tiene alguna ventaja.
Eso sí, sólo empecé a ser
puntual, a partir de aprender a organizarme. Me dí cuenta que la impuntualidad
era motivada por mi desorganización. Y por mi incapacidad para decir que
no. Se me juntaban estos dos factores.
Resolvía las cosas a salto de mata y además, era incapaz de decir que no a
cualquier tarea. El resultado os lo podéis imaginar. Un verdadero desastre. La
ilusión por cumplir con los compromisos quedaba destrozada por el
incumplimiento continuo. Durante mucho tiempo me moví así. El nivel de stres se
acumuló. Casi reviento. Cada vez me ocupaba más y hacía menos. Pa morirse.
Así que casi por obligación decidí organizarme, priorizar y decir que no. ¡Mano de santo! Lo
de decir que no ya lo hemos comentado en otro post de este blog. Lo de
priorizar lo hice a partir de ser totalmente radical en la realización de las
tareas programadas. Me dejaba cosas importantes por hacer porque el orden establecido
me indicaba que tenía que hacer otras cosas antes. Así que aprendí a darle a
cada tarea su valor real.
En fin, que desde que me aplico
para ser puntual, las cosas me han ido bastante mejor. Hago más cosas y las
hago mejor. Y además, no dejo a nadie esperándome.
¿Cómo controlas el orden de tus
tareas? ¿Qué es lo más importante que tienes que hacer hoy?
Javier, soy muy sistemática, metódica y calculadora así que mi problema nunca ha sido llegar tarde ni no tener las cosas a punto. El verbo prioriozar lo he conjugado siempre medianamente bien. Acaso, por ello, haya sido otro el problema. Vamos me ha solido pasar que me han querido meter en proyectos e historias por no haber medido bien aquello de "en comunidad no demuestres tu habilidad". De hecho estuve dos años en la vicedirección del centro y lo dejé porque me chupaba más tiempo del que estaba dispuesta a dedicarle. Tras el paso de otra compañera, buena gente pero que ha sido un caos a nivel organizativo, correo el rumor de que me lo van a volver a ofrecer.
ResponderEliminarCompañero, en muchas ocasiones es difícil medir tanto los tiempos como la gestión que se hace de ellos. Y respecto a lo de los NO a tiempo, "más vale una vez roja que cien colorada".
Un abrazo.
Hola Alicia. En efecto, esa puede ser la otra cara de la moneda. Pero no te preocupes. Tiene fácil solución. La aprendí con Forges (dibujante) y su "Manual del auténtico manitas". Si te piden que les repares algo, hazlo mal. No te volverán a llamar. Ya sé que es un poco drástico pero funciona. Ya sabes, una reunión mal organizada, unos papeles extraviados, un olvido de una cita, etc. Asunto resuelto. ¡Te evita el tener que decir que no!
ResponderEliminarUn abrazo