Mi vida es como una montaña rusa en la que no controlo la velocidad, ni las sensaciones, ni me puedo bajar.
Esta frase me la han repetido en varias ocasiones, incluso alguna vez también la he pensado yo. Se me escapa todo, no disfruto de nada y tengo vértigo.
Por contra, otros nos volvemos locos porque no sabemos cómo salir de la rutina diaria, de las repeticiones y de la previsión.
La vida nos presenta todos sus colores y sus tonos pero,...¿cual es el punto de equilibrio, ese justo término en el que estamos satisfechos, en el que nos consideramos felices?
Hoy en día hay muchas propuestas que nos animan a salir de nuestra zona de confort, a lanzarnos por otros caminos desconocidos para conseguir algo más. La tentación es fuerte porque las promesas del maná son muy seductoras. Pero el resultado puede ser catastrófico sino se traza bien el camino y la meta. Y por otro lado nos llueven las ofertas que nos invitan a estar quietos, a no movernos, a no mover nada para que la situación no se altere.
En fin, que todo esto es para volvernos locos. Al final del día ya no sabemos si queremos ir para adelante, para atrás, o quedarnos quietos. O tal vez, incluso le compliquemos a alguien la vida para que nos busque soluciones para,..., lo que nosotros mismos no queremos afrontar.
Porque estamos buscando fuera de nosotros todas las justificaciones para lo que nos sucede. Mi jefe, mi novia, mi amigo, mi compañero de trabajo, mi situación laboral, mi,..., son elementos externos a nosotros a los que atribuimos, para la acción o la omisión, todo lo que nos ocurre. Y si lo que nos ocurre es malo, entonces ya tenemos un culpable.
¿Qué ocurriría si empezáramos a trabajar el "mimismo", es decir, el conocernos a nosotros mismos, el mirar hacia adentro, el hacernos responsables de lo que nos ocurre?
A lo largo de este blog hay infinidad de propuestas sobre las que trabajar este concepto. Quiero aprender y doctorarme en mimismo, ser dueño de mimismo, de mis actos, de mis acciones. Voy a ser el primero que revisaré todo lo que he escrito anteriormente porque hay cosas que sabiéndolas, las he dejado apartadas. Y una cosa es no saberlas y otra, sin justificación, saberlas y no ponerlas en práctica. ¿Me acompañas?
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