Es recurrente. Tanto en el mundo personal como empresarial me aparece con
demasiada frecuencia el asunto de la gestión del tiempo: no llego, no doy
abasto, no cumplo, no tengo ocio, no puedo,…
Esta situación lleva a la desesperación los que la viven. Desde quien se
dedica a las tareas del hogar, pasando por el empresario más reconocido, el mando intermedio,
e incluso el estudiante. Todos la soportan
sobre sus espaldas con angustia y pesar. Aparece además la resignación
frente a algo que no pueden controlar. Se complica.
En multitud de webs, blogs y artículos se dan recetas para afrontar esto. Las
leo todas y muchas de ellas son coherentes y acertadas. Ahí están para quien las quiera leer. Mejor
dicho para quien las quiera aplicar.
Pero aquí está el problema. Estos
consejos no son mágicos ni instantáneos. Tras cada uno de los pasos hay un
esfuerzo y un trabajo a realizar. Entonces viene la desesperación de quien las lee. “Si ya tengo mucho
trabajo y nada de tiempo ¿cómo voy a perder el tiempo que no tengo y las
fuerzas que no me quedan para intentar reducir tiempos y trabajo?” Así que no le encuentran aplicación a los consejos y
por tanto no hacen caso de ellos.
¿Qué ocurre entonces? Pues que el tiempo se empieza a complicar aún más.
Cada vez más tareas, más dedicación, más obligaciones, más responsabilidades.
Se crea una espiral ascendente de agobio y malestar muy perniciosa. Y al cabo del
tiempo llega a afectar tanto que sí o sí hay que tomar una decisión porque pagas
con la salud…o la vida.
La inteligencia en esta situación está en empezar a dar soluciones en el
primer instante en el que se detecta que el tiempo me come. Es más fácil y
más saludable. Por supuesto que también tiene solución más adelante pero el
esfuerzo ahora va a ser menor. Porque lo mejor de todo es que esto tiene solución.
Sólo tienes que querer de verdad. No esperes a necesitarlo de verdad.
Si trabajas el tiempo mejorará tu espacio vital.
Si trabajas el tiempo mejorará tu espacio vital.
Que verdad
ResponderEliminarMuchas veces no somos conscientes, quizás ese sea el,primer paso: tomar conciencia
Un abrazo
En efecto Beni, tomar conciencia, no esconder la cabeza debajo del ala, tomar conciencia, no evitar el afrontar la realidad, tomar conciencia, no tapar los miedos, tomar conciencia, hacer frente a nosotros mismos, tomar conciencia, saber dónde estamos, tomar conciencia,... en estas dos sencillas palabras radica todo el entramado de este blog. Un fuerte abrazo.
Eliminar¡Cuánta razón tienes, Javier!
ResponderEliminarAl final nos agobiamos casi sin darnos cuenta, nos abruman las obligaciones. Quizás deberíamos dar prioridad a lo que nos transmite energía positiva y buenas sensaciones.
Un abrazo.
Claro que sí Marta Rile, por supuesto hay que dar esa prioridad. Pero si sabemos gestionar bien las obligaciones, es cuando disponemos de tiempo libre, de nuestro tiempo para ser personas.
EliminarGracias por acompañarme.