1. vergüenza ajena Vergüenza que
siente una persona como si fuera suya, por algo que hace o dice otra.
Es un sentimiento sorprendente. No haces nada, ves lo que
hacen otros y te entran unas ganas imperiosas de meterte bajo el suelo. Un
sinsentido, vaya.
El otro día estaba viendo una actuación callejera por
invitación de un amigo. Era una coral de canto. Se veía a la legua que no eran
profesionales. Mi amigo les conocía a todos. Por supuesto comenté con él alguna cosa
graciosa que ocurrió mientras cantaban. Sin malicia. Mi amigo me dijo en voz baja: “Los veo
y no sé por qué siento vergüenza”.
Se me quedó la frase en la cabeza. Porque yo he sido, y aún
me ocurre, la persona que más vergüenzas ajenas ha sentido y seguramente, ahora
que le doy vueltas, la que más debe haber provocado.
Sin embargo las que provoco yo, no me dan vergüenza. Sé que
detrás de cada intento mío hay un esfuerzo, un intento de hacerlo bien. Esto me
sirve de justificación para seguir adelante y no dejar que los comentarios
maliciosos o que la incomprensión me hunda y me deje paralizado.
Pero claro, si esto sirve para mí, ¿por qué no se lo puedo
aplicar a los demás? Detrás de aquel coro hay muchas horas de ensayo, muchas
ganas de disfrutar, mucho esfuerzo. Así se lo dije a mi amigo. Mientras se lo comentaba,
me decía a mí mismo: ¡Aplícate al cuento!
Estoy esperando que me venga otra vez ese sentimiento de
vergüenza ajena para analizar, estudiar y dar el golpe definitivo que destierre
de mi vida ese sentimiento incontrolado, irracional y vacío que se llama
vergüenza ajena.
Como sé que aún quieres darle una vuelta más a esto, te
adjunto un enlace que trata sobre el origen de la vergüenza ajena. http://habilidademocional.com/2012/06/30/la-ley-del-espejo/
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