“Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”. Esta frase se va a hacer realidad. Porque digan lo que
digan, hay verdaderos profesionales de la mentira, a los que no hay manera de
pillar. También hay ciertas mentiras que son necesarias para poder relacionarnos
y vivir.
Algún fiel lector dirá que ya he hablado de este asunto. En
efecto, concretamente en la entrada mentir se pone difícil. Pero es que cada día hay más novedades respecto a estos asuntos. La neurociencia sigue su carrera loca de descubrimientos y aplicaciones.
Bueno pues ahora, además de la onda P300 se está trabajando
con la N400. Si aquella se activa cuando vemos una imagen sobre la que tenemos
recuerdos, ésta, la N400, varía cuando oímos una frase que no tiene sentido.
Por ejemplo: “Ayer te tomaste una cerveza con Mari Pili”. Si es verdad, la N400 se queda tranquilita. Pero
como sea mentira, es decir, no tenga lógica, se dispara. La velocidad de respuesta de estas
ondas es tan rápida que no podemos controlarlas conscientemente.
Así que imaginad por un momento que nos implantan un chip en
el cuerpo – al igual que ya lo hacen para otras aplicaciones – que mida estas
ondas. Y que nos pongan en la frente un semáforo rojo-verde para indicar si
mentimos o no. ¡Madre mía la que se va a liar!. Estos potenciales evocados van
a provocar un cambio brusco en
determinados hábitos. Tal vez nos tengamos que preparar para este futuro tan cercano, en menos
tiempo del que pensamos.
Por tanto, por favor, ponedme de inmediato una maravillosa
nota en esta entrada indicando que os gusta mucho lo que leéis. Yo os creeré
sinceramente.
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