Vender no es una tarea fácil. Entre otras cosas implica conocer perfectamente
lo que llevas entre manos, saber cuáles son las necesidades de tu interlocutor
y tener un discurso estudiado al milímetro.
En la buena venta no hay
improvisación. No la hay. Sirva como ejemplo una obra de teatro. Allí todo
fluye, todo parece natural - si no lo parece es que no es una buena obra – todo
transcurre en el momento adecuado. Luego al espectador le podrá gustar o no
pero todo está preparado y cocinado previamente. El fin último es que la obra
le guste al mayor número posible de personas o al círculo al que va dirigida.
Sólo que la venta aún es más difícil. Porque las estadísticas dicen que
quien vende en una de cada diez ocasiones es un gran profesional. La venta es tan dura como esto. Necesitas
estar preparado para el fracaso. Nueve de cada diez veces. Esto no lo soporta
cualquier mente. Se puede sufrir pánico.
Por supuesto son muchas más cosas que las tres que he indicado al principio
de este blog. Por eso hay montañas de libros y de estudios dedicados a esto. Y
por eso hay poca gente que quiera dedicarse a la venta.
Pero hoy en dia, no queda más remedio que prepararse para afrontar que
tenemos que vender, que las circunstancias nos van a obligar a tener que
hacerlo, que el trabajo nos exige cada día más que aportemos valor a la empresa
(propia o ajena) vendiendo nuestro trabajo. Y se puede aprender. Hay gente muy
buena que te puede ayudar.
De hecho, un porcentaje elevadísimo de puestos de trabajo que se ofrecen están
relacionados muy directamente con el mundo comercial. O espabilamos o nos
destierran. Hay que formarse en la venta. Eso sí, si aprendes, te vas a llevar
muchas alegrías.
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