¡Qué duro es que alguien
te haga daño! Pero peor aún es si no sabes porqué. En una
conversación con alguien cercano me explicaba que lo había pasado muy mal pues
una persona de la que dependía económicamente le estaba perjudicando cada día
más. Sin explicaciones, sin ninguna razón, sin que viniera a cuento. Poco a
poco. Apretándole cada día más. No lo entendía.
Me dijo que a partir de
ahora iba a dejar de confiar en la gente pues esa persona le había hecho mucho
daño. La definió como una persona mala.
Esto me hizo pensar en la
maldad. Mejor dicho, en la existencia real de ella. Porque la maldad existe.
Está ahí. Más de lo que nos creemos. Y lo que es peor, desde mi punto de vista existe
y no tiene razón. Simplemente es.
Hay personas que hacen
daño sin más. Por hacer daño. No sé que encuentran en ello. Pero actúan así.
Porque puedo empatizar – que no admitir – con la venganza, la ira, el
desengaño, la envidia u otros “dones” similares. Pero no me cabe en la cabeza,
no entiendo, no empatizo, no comprendo, cuando el fin último es dañar por
dañar.
Mi amigo puso en duda
todos sus valores – yo también – y casi le requebrajan por la mitad. Estaba
obsesionado por encontrar una explicación a la actuación de esa persona. E
incluso dispuesto a cambiar su forma de ser para ponerse en modo defensivo
permanente. La maldad le apresó, le atemorizó y removió sus principios.
Menos mal que este terremoto
no le destrozó sus estructuras. Sus
principios le permitieron distanciarse, alejarse y retomar posición, poniendo
simplemente al malo en su sitio justo. Sólo a ese malo, no a todas las personas
que le rodean. Tuvo que trabajar fuertemente con sus valores y principios para
superar la situación. Lo pasó mal pero al final triunfó. Salió victorioso en
una difícil batalla, tal vez la mayor de todas.
En este mundo en el que
buscamos nuestro sitio con anhelo no podemos olvidar que la maldad existe. Hay que
reconocerla, denunciarla y apartarla. Eso sí, preguntémonos si vale la pena buscarle justificaciones si la
peor maldad es la que no las tiene.
La maldad existe.
ResponderEliminarNo tiene ningún sentido buscarle justificación.
Como bien dices y apostillo, hay que identificarla y no permitir que altere tus principios.
Evitar las personas malas, en la medida de lo posible sería un buen consejo.
Buen post Javi. Felicidades
Estar con el radar levantado, aprender en cabeza ajena, evitar algunas situaciones complejas, saber que cuando te mueves en arenas movedizas hay que tener precaución, etc, etc.
EliminarNo olvidar que los malos se las saben todas.
Gracias por venir a verme aquí. Un abrazo
..por Dios!...la maldad vive en todas partes....sucede que cuando respetamos y amamos nuestro entorno muchas veces no colamos nada....su amigo simplemente se dejo maltratar hasta el punto de desconfiar!....pero no toda la gente le mueve el espiritu de la maldad!...
ResponderEliminarBuen tema.....saludos cordiales.mbl.
Pues sí Mabe, gracias a dios, si trabajamos nuestro entorno, será más difícil crear el caldo de cultivo que genera maldad. No obstante, siempre hay algún virus puñetero que se nos cuela. Es muy difícil de evitar. Y más aún cuando la maldad te lleva a moverte en un terreno totalmente desconocido para tí. Ahí está su ventaja. te desconcierta totalmente. Claro que frente a esto podemos poner varias herramientas encima de la mesa,..., si nos hemos preparado para ello.
EliminarGracias de nuevo por venir.
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ResponderEliminarPense que este articulo era muchisimo mejor
ResponderEliminarPense que este articulo era muchisimo mejor
ResponderEliminarLuz ¿Entonces sólo es mejor? je.
EliminarAhora en serio, nunca se escribe a gusto de todos. De todos modos se aceptan aportaciones. Mis artículos suelen ser pequeñas pinceladas personales a temas sobre los que vale la pena pensar.
Gracias por leerme.