Cuando por un cuerpo circula una corriente eléctrica se crea
a su alrededor un campo electromagnético. Por supuesto no lo vemos pero es real. Por
poner un ejemplo simple, tampoco vemos una corriente de aire pero la sentimos u
observamos sus efectos. Y a grandes
rasgos, cuando dos campos magnéticos se acercan a una determinada distancia, se
influyen e interactúan entre sí.
Por nuestro cuerpo también circulan corrientes eléctricas. Pequeñitas,
sí, pero circulan. Por tanto, nuestro cuerpo genera campos magnéticos. Por supuesto de pequeña intensidad. Esto es real – científicamente demostrado - y quiere
decir que al acercarse dos cuerpos humanos, interactúan sus campos magnéticos.
¿Cual es la distancia
de influencia del campo electromagnético del cuerpo humano? Pues también está
demostrado que oscila entre los dos y los cuatro metros. Este campo está
generado por el corazón. El cerebro crea un campo menor.
Luego si se acercan a menos de esos dos o cuatro metros dos
cuerpos, dos corazones, , ¿qué puede ocurrir? Si además admitimos las últimas
teorías científicas en las que se habla del cerebro del corazón o por lo menos
de la existencia de un centro neuronal en el corazón - es decir que éste tiene inteligencia - resulta que ambos
corazones podrían ser capaces de comunicarse entre sí. O por lo menos de
influenciarse.
Esto abre unas expectativas realmente interesantes. ¿Están
preparados esos corazones para “entender” el lenguaje del otro? ¿Sabríamos
traducir esas señales? ¿Conocemos cómo se influencian? ¿Cómo podríamos aumentar nuestro campo magnético?
El desconocimiento de esta “ley” no debe excluir la posibilidad
de tenerla en cuenta. ¿Cuándo te has
sentido en vibración con otra persona? ¿Qué resultado obtuviste de ese contacto?
¿Cómo tradujiste esas sensaciones?
Una pregunta un poco más capciosa: ¿Qué ocurrirá si nos acercamos a menos de un metro de otra persona?
Por supuesto, y como ocurre siempre, os amenazo con volver
sobre este asunto algún otro día porque nos va a dar mucho juego.
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