Sí, como os dije en el post
anterior, me he comprado la deseada libreta de notas (este blog sirve para
algo, o mejor dicho para alguien por lo menos: ¡para mí!).
He empezado a escribir en ella aunque no como tenía previsto. Pensé dejar allí plasmado los nuevos planes
para el 2014. Todas las cosas que quiero hacer. Pero no, he cambiado de idea, o
mejor dicho, la he pospuesto. He
decidido escribir una relación de las cosas que he hecho en el 2013. ¿Para qué?
Trato de explicarlo.
Llevo dos o tres sentadas en
conversaciones con amigos con un tema común: la insatisfacción. En todos los casos ocurre lo mismo, se deciden
a intentar alcanzar un objetivo difícil y en cuanto lo consiguen, tras
esfuerzos agotadores, vuelven a intentar otro nuevo sin darse ningún tiempo de reflexión
y descanso.
Los hay que tras acabar una
segunda carrera, ya quieren hacer una tercera. O quienes tras alcanzar un
record personal (deportivo, intelectual, de cualquier tipo), al instante se
ponen manos a la obra para el siguiente.
Por supuesto, me incluyo entre
los que actúan así. Nos golpeamos la cabeza constantemente sin conmiseración.
Sin dejarnos respirar.
Pero, dado que las Navidades
están ahí, he decidido hacerme un regalo: parar y pensar. Sobre todo pensar en qué es lo que busqué
cuando decidí empezar ese objetivo. Y me
he sorprendido. Lo había olvidado. La
finalización del objetivo en sí – en mi caso escribir un libro – ha absorbido
totalmente la intención que tenía al escribirlo. Me he olvidado totalmente de
lo que quería hacer luego con él. Y como el mero hecho de tenerlo delante no me
satisfacía, opto por buscar otro nuevo objetivo compulsivamente. Esto hubiera supuesto dejar totalmente
aparcado el libro y por tanto que todo el trabajo se fuera a la basura, que no
sirviera para nada.
Así que estos días, que son de
regalos, me voy a hacer uno que aunque
sea barato (gratis total), me puede
satisfacer bastante. Vuelvo a buscar las
motivaciones que me llevaron a escribir el libro. De entrada ya me he dado
cuenta (y parece de locos) que mi objetivo no está cumplido. Tan sólo cerré una
parte. Me falta el resto. Por eso no estaba satisfecho. Pero ahora sí, porque
vuelvo a entrar en mi camino.
¿Qué te vas a regalar tú?
¿Recuerdas tus motivaciones para lo que has hecho en este año? ¿Para qué te
pusiste manos a la obra en aquello? ¿Qué satisfacciones has obtenido de tu esfuerzo?
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