Estereotipo: Idea o imagen aceptada
por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta.
¿Quién no ha sido
encerrado en un estereotipo? Esto, en algún momento es una ventaja pero ¿Cuántas
veces te has sentido molesto por ello? “Pedro es demasiado serio,…” “Juan se
comporta altívamente,…” “Pilar no ayuda a nadie,…” y así podríamos hacer una
lista enorme. Hacemos – yo no me quito del pecado – un montón de afirmaciones
sobre los demás que en muchos casos son exageradas cuando no directamente
inciertas. Y nos quedamos más anchos que largos.
Esto puede afectar a la
persona en cuestión y hacerle un daño irreparable.
En la conferencia del otro día propuse una serie de ejercicios para la mejora. Entre ellos hablé de
la puntualidad y las ventajas que nos puede aportar. Al acabar se me acercaron,
entre otros, un par de amigos. Buenos amigos. Me comentaron con una sonrisa:
“Pero hombre Javier, ¿Cómo hablas tú de la puntualidad? No puedes decir que la
pones en práctica,…”. No le di más importancia en ese momento.
Pero me dejaron
pensando. Un par de días. Revisé mis últimas impuntualidades y no me salía
ninguna. Así que llamé a ambos y les hice la misma pregunta: ¿Me puedes decir
cuándo he quedado contigo y he llegado tarde?
Tras un silencio, vino
la respuesta: “Hombre pues no sé”.
Insistí en la pregunta: Por favor, recuerda las últimas veces que hemos
quedado (que son muchas). Y ambos
contestaron lo mismo: “Pues no, has llegado siempre a tiempo”.
¿De dónde viene entonces
este estereotipo? Yo lo sé. Reconozco que hace bastantes años, tenía esa
virtud. Era repetidamente impuntual. Me trajo algunos problemas. Y decidí
cambiar. Hice un verdadero esfuerzo por cumplir con la agenda. Por supuesto
esto me ha beneficiado y mucho. Pero,…, me he quedado colgado con el sambenito.
Tal vez ahora, espero
haberles quitado esa idea de la cabeza a mis amigos. Les he hecho pensar sobre
esto. Pero,…, no sé si lo habré conseguido. ¡Tendré que insistir más!
Pero sobre todo debo
trabajar yo para no colgarle a nadie un estereotipo, por lo menos sin haberlo
re-re-reconfirmado. ¿A quién tienes encasillado? ¿Desde cuándo? ¿Qué ocurriría
si revisas eso?
(Pd.- Al preguntárselo a otra
persona más, me recordó que hubo una cita a la que no asistí. Tenía razón. Pero
eso no fue impuntualidad sino despiste. No recordé la cita. En este caso el
sambenito de despistado es cierto. Aunque trabajo para mejorar reconozco que
aún me supera.)
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