¡Que buenas son esas sentadas en la terraza de un bar con alguna cervecita –
o bebidas refrescantes para los integristas – con personas reales e inteligentes! Esas conversaciones
que se realizan sin prisas y sin límites mentales. Son la fuente natural de
estos post. Aunque algunas veces me es difícil trasladarlas al papel porque no sé
exactamente cómo reflejarlas. Son importantes para mí, me hacen reflexionar. En esta ocasión, alguien me hizo poner en duda las teorías que demonizan las obligaciones. Así que en esta ocasión traslado casi literalmente lo que comentó una persona muy inteligente, porque tal vez
así consiga transmitir lo que aprendí.
“ Soy una persona con altos y bajos.
Mi carácter no es lineal e incluso tiendo más a irme hacia abajo que hacia
arriba. Así que uso mis actividades normales para obligarme a ir hacia arriba. Por
ejemplo, no puedo dar clases con un estado bajo. Mis alumnos no me lo
perdonarían. Por tanto, como no me queda más remedio que dar clases porque
tengo que comer, aprovecho esto para ponerme en la línea ascendente. Tengo la
obligación de hacerlo, sí o sí, y además
me viene bien. Pero además, participo en un grupo musical. Iniciamos la
actividad con una idea de fuerza. Estamos preparando un disco. No puedo dejar
que el ánimo se me venga abajo porque entonces perdería el espíritu que
queremos transmitir. El acudir a los ensayos me obliga a ponerme en modo alto.
Lo mismo ocurre con otro tipo de actividades que realizo.
Y sé que esto me sienta bien. Supone
un esfuerzo, pero cuando acabo la actividad, las clases los ensayos, lo que
sea, estoy arriba. Ahí consigo mantenerme. Como estoy bien, sé que al dia
siguiente tengo que volver a hacer esas actividades aunque no tenga espíritu
para ello. “
Por supuesto, tomo nota de esta enseñanza. La inteligencia está en buscar
esas actividades que te animan, que te llevan arriba. Ya no tanto porque te
gustan sino por la fuerza que te llevan a desarrollar. Tal vez un buen
planteamiento de las cosas que hacemos nos ayude a mejorar nuestro estado
físico y mental. Voy a darles prioridad. Hay obligaciones y “tengo que “ que no
son tan malas.
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