Acompáñame dándole al botón "Me gusta" y mejor aún dándole al botón "participar en este sitio". Se está muy bien en buena compañía.

En facebook

Seguidores

Noches de verano


Todo empezó por un “No me va bien”. La conversación siguió por un “no me quieren” unido a un “no me lo demuestran”.  Tras varias cervezas seguimos por “estoy obligado a hacer esto” y antes del colapso:  “¿la vida es sólo esto?”
Es lo que tienen las noches de verano. Largas charlas sin límite de tiempo en las que se deja correr la palabra a raudales y fuera de control.
A mí me gustan. Más aún al dia siguiente cuando repaso lo dicho, por lo menos hasta la cerveza número tres.  Es difícil resumir horas de cháchara pero sí que puedo decir que hoy me queda todavía rebotando en mi cabeza un concepto: la autoestima.  
¿Cómo he llegado a hacer esa conexión entre la  conversación de arriba y la  autoestima? O bien es un reflejo de mi propio sentimiento o bien creo que si algo no va bien es porque no he sabido  afrontarlo con la fuerza, el conocimiento  y la  convicción suficiente. El “no me quieren” me puede afectar pero si sólo nos movemos por el efecto que causamos en los demás seguramente  nos crearemos más de un conflicto.   El “estoy obligado a hacer esto” tal vez sea, como hemos comentado en otros post, porque las dudas nos comen y no tenemos las cosas claras. Tal vez. Y finalmente, la pregunta de ¿la vida es sólo esto?  puede llevarnos a pensar que vivimos a remolque de lo que quieren los demás y por tanto aparcamos nuestras propias necesidades y deseos.
En fin, el verano lleva a esto, a darle vueltas a la cabeza. No obstante, os invito a que meditéis sobre la autoestima, germen de muchos dolores de cabeza.  Seguro que volveremos muchas veces sobre esto.
Anexo: (por si hoy estás ociosa/o), vamos por si tienes tiempo:
 También el verano es tiempo de test, así que os adjunto uno para que os distraigáis.
Y finalmente, os dejo una lista de las ventajas de tener una autoestima suficiente
(Adaptados de D.E. Hamachek, Encounters with the Self, Rinehart, Nueva York, 1971).
La persona que se autoestima suficientemente:[1]
  1. Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre oposición. Además, se siente lo suficientemente segura de sí misma como para modificarlos si la experiencia le demuestra que estaba equivocada.
  2. Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable cuando a otros no les parezca bien su proceder.
  3. No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro. Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero vive con intensidad el presente.
  4. Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.
  5. Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.
  6. Da por sentado que es interesante y valiosa para otras personas, al menos para aquellos con los que mantiene amistad.
  7. No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.
  8. Reconoce y acepta en sí misma diferentes sentimientos y pulsiones, tanto positivos como negativos, y está dispuesta a revelárselos a otra persona, si le parece que vale la pena y así lo desea.
  9. Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.
  10. Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas de convivencia generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea— a medrar o divertirse a costa de otros.
 

 

El efecto mariposa


“No soy nadie, no valgo para nada, no sé qué hago aquí,…”

Desde el punto de vista del efecto mariposa tengo que decirte que me estás creando un problema. A lo mejor tu pensamiento es  correcto pero no me gustaría pensar que alguien importante para el mundo vive totalmente en negativo.

Vamos a pensar durante un momento que esta teoría es cierta. Es decir que "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino)” o más científicamente, dentro del marco de la teoría del caos:  “dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes”

Como está claro que nuestra vida es un caos, esta teoría se nos ajusta perfectamente.

Alguien se deja una puerta abierta al salir. En el interior de la vivienda se produce un siniestro (por ejemplo un incendio) y gracias a esa puerta abierta, quienes estaban en el interior pueden salir y se salvan.   Vemos que esta acción es totalmente accidental. De acuerdo.

Pero no dejo de preguntarme qué ocurre si provocamos situaciones, si nos movemos por actitudes moralmente correctas. Es decir, si tratamos de hacer las cosas bien. Seguramente eso se va a transmitir. Accidentalmente alguna acción derivará en algo negativo. Pero pienso que en general, mejorará nuestro entorno. Pequeñas acciones, pequeños gestos, pequeños detalles. Realizados de forma consciente para intentar que todo lo que nos rodea mejore.

Tengo claro que el efecto mariposa funciona. Ciertamente es incontrolable, no sabemos el efecto final, pero funciona. Por tanto, hagamos lo que hagamos, va a repercutir en nuestro mundo. Queramos o no. ¡Vaya responsabilidad! Esta es nuestra fuerza.

Tenemos que asumirla. Y ser conscientes de ello. ¿En qué casos has llegado a sentir el efecto mariposa de tus acciones?