Acompáñame dándole al botón "Me gusta" y mejor aún dándole al botón "participar en este sitio". Se está muy bien en buena compañía.

En facebook

Seguidores

Quiero lo que él tiene


Si dejamos fluir sin más las emociones que arrastra este sentimiento empezará la batería de afirmaciones: “Tiene suerte, alguien le protege, lo ha conseguido sin méritos, no se lo merece,… “ y así hasta el infinito. De tal manera que no tenemos una explicación sino una justificación irracional de qué ha ocurrido para que el otro tenga lo que nosotros queremos tener. Al no haber un razonamiento coherente, esa idea nos va a estar golpeando continuamente y no va a tener la solución adecuada. La envidia, como sentimiento irracional, puede ser muy perniciosa. Nos aboca a una realimentación negativa permanente de varias emociones: indignación, furia, agresividad, enfado, miedo, pena profunda...
¡Vaya coctail!
¿Cómo paramos esta bomba de relojería de destrucción masiva? Por supuesto, la primera pregunta sería ¿para qué lo quiero? Ójala la respuesta tenga lógica. Si la tiene, cosa que no siempre sucede, seguiríamos con ¿Qué puedo hacer para conseguirlo? Y luego ¿Estoy dispuesto a esforzarme lo necesario para conseguirlo? ¿Qué capacidades necesito para alcanzar ese objetivo? y ¿Cómo me veo si lo consigo? Estas preguntas hacen que el foco de atención pase del otro, del envidiado, a ser tú mismo, es decir, empieza a dejar de lado lo que le ocurre al otro y te enfrenta con tu realidad y con tu capacidad de esfuerzo.
En muchas ocasiones, estas preguntas contestadas con sinceridad hacen que el nivel de envidia disminuya e incluso desaparezca. Y entonces, sólo entonces, estarás dispuesto para actuar,…, si es lo que de verdad
quieres.
Ah, y de paso, alégrate y felicita al otro por lo que tiene y reconócele sus méritos, porque ya sabrás cómo lo ha conseguido. Esto también ayuda.


Con envidia sana, si queréis leer más, os recomiendo este artículo: 

¡No se acabó!


Querido fin del mundo: 

¡Me la has vuelto a jugar! Sé que es la 186 vez que esto ocurre. 186 veces sin cumplir tu palabra de que esto se acaba. Y no puede ser. La semana pasada no felicité a nadie las Navidades, abandoné todas las obligaciones. ¿Ya para qué? Esto se acababa. Así me lo dijiste. 
No es fácil que alguien me cuente algo y no prestarle atención. Y es que uno ya está permanentemente con la antena levantada para ayudar a quien haga falta. Y sin embargo, lo hice. Me taponé los oídos con cera. Sus problemas no iban a durar mucho. Así que ¡para qué oírle? 
Pasé de afeitarme, ducharme y cualquier cosa relacionada con la higiene. Lo mismo daba. Pa una semana... 
Tampoco afronté ninguna situación difícil, total se iban a acabar todas. Me permití pasar de todos en el ámbito laboral porque me fié de tu palabra. Es más, acabé con todas las existencias de alimentos y alcohol de casa, porque para que tu los destruyeras, mejor me las llevaba yo encima. Ni hipertensión, ni colesterol, ni ná. 
 Crucé con todos los semáforos en rojo sin preocupación, me excedí de velocidad...¡Qué risa cada vez que se encendían los flashes de las cámaras! No me iba a llegar ninguna foto..., dejé impagados los recibos de la luz, del agua, del teléfono,..., y el dinero lo utilicé para el spa, más tabaco, alcohol y una buena mariscada. 
¿Y ahora qué? Hace ya un día que tenías que haber acabado con todo esto y no lo has hecho aún. Así que la denuncia que te voy a poner va  ser de órdago. No puede ser que ahora me toque volver a leerme todo este blog para recordar las cosas que tengo que hacer, que tenga que llenar la nevera, ¡que tenga que preparar todas la felicitaciones de Navidad, que me toque ser bueno en estas fechas tan especiales, que...

En fin, os dejo un video que os vendrá bien para recordar nuevamente todo lo que nos viene por delante. (Este video es genial, prestarle mucha atención) Un 10 para Inknowation. Vale la pena verlo y guardarlo. 




No es mi problema


Claro, si no es tu problema, ¡la solución la ves fácil!

El pintor, tras meditar un largo rato dejó sus pinceles, volvió a mirar el lienzo sobre el que estaba trabajando y decidió salir de su estudio. No era el momento. Paseó, conversó con unos amigos, comió en el bar de enfrente de su casa, acabó de leer  el libro que siempre llevaba en su cartera y volvió a enfrentarse al lienzo.  Ahora sí, se dio cuenta de por dónde iba a continuar su trabajo.

¿Cómo podríamos comparar lo que hizo el pintor  con lo que nosotros hacemos cuando tenemos un problema? Normalmente nos obsesionamos, cerramos el punto de mira y nos centramos en esa situación. Nos enfocamos. Y normalmente, quedamos bloqueados. Por tanto, volvemos otra vez a empezar el círculo pero con un poco más de profundidad. Obsesión, cierre del punto de mira, concentración y …, decepción.  Así hasta caer muy abajo. Resulta que en la misma búsqueda de solución está el problema.
Tal vez reenfocarlo, cambiar la posición, verlo desde fuera, o incluso desconectar de él temporalmente, nos sirva.
¿Qué ocurriría si  pensara  en un problema mío como si no me atañera? ¿Cómo consigo darle un tiempo de reposo a una situación complicada? ¿Cuándo me hubiera venido bien actuar así? 

Espera en acción


Cogió su escopeta y salió a cazar. A la vuelta, tras pasar todo el en el campo, los zurrones estaban vacíos. Su mujer le preguntó: 
-¿Cómo es que sonríes si no has traído nada? 
- He revisado las  trampas  y colocado algunas más – respondió el marido – y los animales aún no han pasado por allí. No tardan más de tres días en recorrer todo su terreno para comer. ¡Mañana seguro que cae algo!


Cuando queremos que ocurra algo podemos esperar o esperanzar. Distingamos ambos conceptos.  Esperanzar supone que tenemos ilusión porque  algo suceda pero nada de lo que pueda acontecer depende de nosotros y además puede pasar o no. Confiamos en un golpe de suerte que nos lleve a conseguir nuestro objetivo. Sin embargo el  esperar supone que algo cierto va a ocurrir aunque no sepamos cuando.
“La respuesta subjetiva a espera, es que algo en el futuro será seguro que ocurra, por lo tanto esa emoción te orienta para prepararte para el futuro y para trabajar en su dirección. Por el contrario, la naturaleza incierta de la esperanza, te deja inseguro sobre lo que pueda ocurrir y por tanto dudoso de cómo actuar en relación al futuro” Salvador Carrión PNL
Se unen aquí varios conceptos que nos son muy útiles: Conocimiento, ilusión, acción, confianza. Estos consiguen que tus objetivos sean posibles. 

¿Será miedo?


Me preguntan algunas veces que de dónde saco las ideas que voy volcando en este blog. Pues es fácil. Amén de lo que haya podido estudiar o vivir, siempre suelo ir con una libreta en mi bolso de mano. Allí anoto las cosas que me llaman la atención. Una palabra, una frase, una idea o una situación. Cuando acaba la semana tengo dos o tres cosas interesantes que me atrevo a comentar con vosotros esperando que también os sirvan. Al tiempo que las escribo me viene bien para pensar sobre ellas. Así que al final no sé si os lo cuento o
me lo cuento a mí mismo. Y bueno, ese es el truco y no otro.
Hablando con un buen amigo mío, al que tengo por mentor aunque él no lo sepa, le dije que alguien (llamemosle Perico) era malo. ¡Pero malo de maldad! Vamos que era un canalla. El notó mis gestos tensos. Yo estaba cabreado de verdad. Y como suele hacer, me lanzó un comentario, como quien no quiere la cosa:
Javier, ¿Has pensado en los miedos que le llevan a actuar así? ¿Cómo juzgarías a una persona si sabes que es el miedo lo que le empuja? Miedo a perder su trabajo, a no ser reconocido, a ser humillado, a
perder su identidad, a perder la familia, a…
Se me atragantó la aceituna que me estaba comiendo tan a gusto y quedé boquiabierto.  En una décima de segundo, mi “enemigo” Perico, aquel de quien yo me estaba quejando amargamente, quedó desnudo ante mí. Vi un montón de motivos para pensar que su actitud es puro miedo. No es que justificara su actuación pero cambiar ese punto de vista, maldad por miedo, me calmó. Incluso aunque yo parezca tonto, disminuyó mi
animadversión. Casi, casi, le comenté a mi amigo, que trataré de ayudar a Perico la próxima vez que le vea, para ver si consigo disminuir  su preocupación… luego ya le recriminaré su forma de actuar (¡que uno no puede ser bueno siempre! je).
¿Qué miedos le puedes atribuir a algún conocido-enemigo- desconocido tuyo? ¿Cómo puedes reducirle  ese nivel de temor? ¿Cómo crees que actuaría  él si lo consigues?

Emociones y sentimientos


Busco no repetir temas entre otras cosas porque nos quedan tantos por delante que entonces este blog necesitaría una frecuencia diaria. Y no quiero mataros ni morir en el intento.  Pero claro, tras la conferencia que dio la Asociación Nacional  de Inteligencia emocional en Valencia, me apetece comentar algunas de las cosas que allí se dijeron.
Quiero destacar que lo primero que dijo el conferenciante Miguel Angel Diaz, es que tuviéramos cuidado cuando saliéramos a la calle porque si se nos ocurría comentarle a alguien que hay que hacer un uso responsable de las emociones nos tildarían, como poco, de locos.
Siguió con una distinción entre emociones y sentimientos. Esto es muy importante. Solemos confundir ambas palabras. Como en este blog vamos a tratar muchas veces sobre esto, recordaré la diferencia entre ambos.  Una emoción es una reacción psíquico-física frente a un hecho.  Podríamos decir que es nuestra reacción instintiva.  Y un sentimiento aparece cuando pasamos esa emoción por el  intelecto.
Básicamente la inteligencia emocional nos ayuda a reconocer esas emociones y a trabajar en nuestro favor los  sentimientos actuando sobre nuestra psique (espero no haberme equivocado en la interpretación).
Los sentimientos provocan reacciones químicas en nuestro cuerpo. Y estas pueden ser beneficiosas o dañinas.  Si gestionamos bien esas reacciones pueden actuar a nuestro favor.  El conferenciante trató de dar el mayor número de confirmaciones científicas sobre estos asuntos. Por eso, lo que hace unos años era  pura especulación ahora se convirtiendo en realidad confirmada.
En fin una conferencia que yo recomendaría  a todo el mundo y sobre todo que se impartiera a nuestros jóvenes en los colegios. Creo que ayudaría a cambiar muchas actitudes.  Pero esto será motivo de otra entrada.
Como resumen, éxito total de asistencia (aforo de casi doscientas personas sobrepasado y en día de fútbol) y conferencia más que amena , divertida e interesante.  Destacar que el 80% del público asistente fue femenino.  Entiendo que amén de la belleza del conferenciante, habrá otros motivos para que  las  mujeres estén más pendientes de estos asuntos que los hombres.
Y yo saco de esto que si bien un constipado, el que llevo encima, sé que sin medicinas se curará en 7 dias o con medicinas en una semana, aplicaré los conocimientos aprendidos para ver si esta gripe me dura tan solo 168 horas.
Enhorabuena a ASNIE (Asociación Nacional de Inteligencia Emocional) y a su conferenciante-presidente.  Por cierto, hacerse socio de ASNIE es gratuito y vale la pena.  Lo digo desde la objetividad de no haberme apuntado,…, aún.
Hale, y ya os dejo en paz para una semana.
Bueno, no. ¿Qué emociones asociarías a un sentimiento? ¿Conoces, analizas y piensas sobre tus emociones? ¿Puedes controlar tus sentimientos para convertirlos en sanadores? 

Inteligencia emocional


Hace muchos años, siendo muy jovencillo, me hicieron en el colegio un test de inteligencia. Me quedé en la media.  Un exámen más en el que confirmar mis aburridas estadísticas.

Hace poco tiempo volví a hacer otro.  Capacidades matemáticas, espaciales, …una batería  de test que me confirmaron en mi posición. Salió exactamente el mismo número que salió casi 40 años atrás.  ¡No había mejorado nada! ¡Toda una vida para mantener la misma posición!

 Mi  único consuelo es que no he perdido aún capacidades.  Espero volverlo a confirmar dentro de otros treinta años…
Ahora bien, en su momento ese test me dejó un vacio. Los resultados que arrojaron no me cuadraron con las percepciones que yo tenía de mis compañeros de clase.  No todos los líderes de la clase tuvieron los mejores resultados.  Tampoco los obtuvieron los que se les veía más felices, menos aún muchos de los que hacían de la clase un lugar de convivencia. Aquí casi, casi, era al revés.
La tranquilidad me la dio la aparición de los estudios sobre una inteligencia distinta, la inteligencia emocional. Esta me ayudó a ubicar a  la gente de manera más congruente.
¿Qué es la inteligencia emocional? La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Este término se hizo popular gracias a Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado en 1995.
Hoy he traído este tema porque un buen amigo mío Miguel Angel Diaz ha creado la Asociación Nacional de Inteligencia Emocional y el próximo Martes día 20 va a dar una interesantísima conferencia “Sentimientos que matan sentimientos que curan” y que aconsejo no perderse a quien se pueda acercar por Valencia (España).
Sobre inteligencia emocional volveremos en muchas ocasiones, nos va a dar mucho juego con preguntas como ¿Se pueden dominar las emociones? ¿Podemos cambiar nuestras emociones? ¿Para qué?¿Cómo nos influyen?
De momento os dejo este dato: La investigación realizada a nivel mundial por The Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations, arrojó un resultado sorprendente y vinculado a nuestro Cociente de Éxito: el mismo se debe un 23% a nuestras capacidades intelectuales, y un 77% a nuestras aptitudes emocionales.

Hablar de dinero


Uno de los asuntos más difíciles para mucha gente es hablar de dinero.  No de las cuentas del Estado, de lo que gana uno u otro, ni siquiera de lo que uno genera.  Me refiero más bien a esa negociación en la que estás ofreciendo un producto o un servicio  y en el que además te va en ello parte de tu superviviencia.
Una negociación salarial, un acuerdo de condiciones, un cierre de negocio, etc.etc.  Poner encima de la mesa la palabra dinero, la cuantificación del mismo suele ser motivo de un mal trago. Tanto que hay quien se queda bloqueado o es capaz de admitir casi cualquier cosa.  Claro que luego si el precio pactado no es el adecuado, viene el inconformismo y la insatisfacción: “Me han engañado”, “No es esto lo que yo quería”… o lo que es peor, el autoreproche: “Soy un cobarde”, “estoy así por mi culpa”, “se ha salido con la suya”.
Esta situación creada por no saber hablar de dinero  se mantiene durante bastante tiempo y crea un malestar que suele llegar a ser insoportable.
Un poco más adelante, cuando la ocasión se repite, lo que se hace es tratar de evitarla. Esto nos lleva al bloqueo y a no dar salida a nuestras opciones.
¿Qué hacer frente a este problema?  Desde luego contestarnos con sinceridad a las siguientes preguntas:

-          ¿En qué momento voy a tener esa conversación?
-          ¿Qué estoy ofreciendo para que  el asunto económico me sea favorable?
-          ¿Hasta dónde estoy dispuesto a transigir?
-          ¿Qué ventajas obtendré si todo se desarrolla como tengo previsto?
-          ¿Cómo me afectará una negativa a mis propuestas?
-          ¿Qué conozco sobre mi interlocutor?
-          ¿Cuándo diré que no?

Tener presente estas preguntas va a hacer que afrontes esta situación de hablar de dinero con mayor seguridad.

Un año de rodaje


¡Este blog cumple un año! Y me alegra no por lo que ya se ha hecho sino porque por delante nos espera una aventura sensacional.
Atrás dejamos casi 50 entradas, comentarios y 4500 visitas como señal de la fidelidad de los lectores.
He tratado de aplicar al blog una de las recetas que aquí mismo se han tratado. La constancia. Intentar que todas las semanas aparezca un nuevo artículo. Creo que este es uno de los factores que está contribuyendo a que los lectores sigan por aquí.
Vuestros comentarios, tanto aquí como en Facebook, y los reenvíos en Twiter, son el soporte vital de este blog. Cada uno de ellos es como una vitamina rejuvenecedora, es un nuevo ánimo para seguir.
Por cierto, ya sabéis, en el Facebook, darle al me gusta y al compartir, en twiter al retwitear, y en las reuniones de amigos, hablar de este blog y de los asuntos que aquí se tratan.  Con esto último seguro que os divertís más de una tarde entera. A fin de cuentas, eso es lo que busca este blog.

En fin, soy consciente de que lo difícil no es empezar sino mantenerse. No obstante no estoy muy preocupado por esto porque aún hay muchos temas en el tintero que nos permitirán seguir dándole a
nuestro futuro unas vueltas más.


Gracias a todos por acompañarme en esta divertidísima aventura. 

!Déjate respirar!


Hay palabras que marcan. Cuántas veces utilizas  el “tengo que” o el “ debería de “. A fin de cuentas lo que nos decimos en estas ocasiones es: “Como yo soy  así sólo puedo hacer esto”. Con estas sentencias lo que hacemos es bloquearnos totalmente las alternativas.  Nos obligamos a un solo camino. Y  por tanto, de paso, dejamos insatisfecha la necesidad.
¡Pues ya tenemos un problema! Enfrentamos el “yo quiero” con el “yo debo”.  Si analizamos un poco de dónde pueden venir estos  condicionantes tal vez nos demos cuenta de que vienen de atrás y que además, hasta pueden no ser nuestros.  Estamos marcados a sangre y fuego por esos deberías de nuestros padres, maestros y personas de influencia y además se grabaron cuando éramos niños y poca defensa teníamos.  Es gracioso.  Y también dramático en muchos casos. 
Ha llegado el momento de apuntar cuando se produce ese conflicto. No demos el debería como axioma. Por lo menos, hay que dejarlo en cuarentena o en proceso de análisis.
¿Utilizas muy a menudo los tendría o debería? ¿Qué harías si no “deberías o tendrías que”? ¿Esas alternativas te satisfacen? ¿Son beneficiosas para ti?

Borrar y renovarse,.., o morir

Cuando tratamos de emprender un nuevo camino o una acción distinta, hay un montón de factores que nos inhabilitan para ponernos en marcha. Os adjunto un listado de motivos por los que nos quedamos bloqueados. Hay que trabajar para que esto no nos suceda. Si conseguimos liberarnos de estas ataduras conseguiremos poner en marcha todo nuestro potencial. Lee con atención las 11 creencias irracionales que vienen a continuación y si te encuentras reflejado en alguno de ellas, empieza a pensar en cómo las vas a corregir.  



Y los sueños ¿sueños son?


Hmmm, qué placer dormir bien. Tras un sueño reparador las cosas se ven de otra manera. Soy especialista en dormir, me encanta.
Como también me ayuda mucho el interpretar alguno de los sueños que tengo. Sobre todo cuando son recurrentes. Esos sueños me están dando claves sobre mí que me son desconocidas.
Muchas de nuestras acciones se realizan conteniendo nuestros impulsos primarios. No entraré a discutir si esto es bueno o malo. Pero lo que sí que es conveniente es conocerlos. Y los sueños ayudan a esto, a saber qué cosas te mueven con una fuerza interior casi irresistible, inconsciente y desconocida. El conocimiento de estas claves, el hacerlas conscientes, te servirá para actuar de modo más acorde con tu
naturaleza.
Existen métodos para recordar los sueños y experiencias múltiples de interpretación. Como primera aproximación a la interpretación de un sueño os invito a que paseéis por la siguiente web:
Por supuesto que para una correcta interpretación hace falta algo más que esta lectura. Los significados, las claves, son múltiples y particulares para cada uno. Aquí, si el asunto lo requiere, vale la pena ponerse en manos de un experto.
Conocer cómo funciona tu ser más profundo te va a ayudar a asentar tu personalidad, a controlar/corregir ciertas acciones y a no ser tu propia barrera. Que no es poco.

Tiempo propio

La conversación duró apenas 30 segundos. Lo que tarda un ascensor en bajar desde el tercer piso a la planta baja. Eran las 19,30. Cuando paró el ascensor en mi rellano y abrí la puerta, desde dentro me saludó una vecina. Tras devolverle el saludo, me introduje en el y hablamos:
- Qué ¿de trabajo? - sé por su profesión, médico, que en muchas ocasiones tiene que atender urgencias.
- No, de ocio - contestó con una sonrisa.
- Ah, muy bien, hay que disfrutar de estos momentos,...
Su respuesta fué muy rápida. Tanto que sentí que era algo muy meditado.
- Javier, para disfrutarlo antes hay que buscarlo...
Los cinco últimos segundos, tras darle la razón con un asentimiento de cabeza, estuve en silencio. Su respuesta me encantó. Y me quedé absorto dándole vueltas a este concepto. Casi ni me despido. En el último momento, cuando ella ya estaba a punto de salir del patio, le di las gracias. Tal vez no me entendió pues ella no sabía que me había dado una idea y una reflexión para este blog. Para mí, eso vale millones. 
Estamos en un mundo en el que el tiempo se nos esfuma. Vivimos muchos años y disfrutamos poco. Los acontecimientos y obligaciones nos dirigen. Casi nos arrastran sin que hagamos nada por impedirlo. No nos damos cuenta que es ese tiempo nuestro, esos momentos dedicados a nosotros, los que nos hacen ser personas, los que nos ayudan a ser felices, a ser completos.
¿Cuándo fue ese último momento tuyo, para tí? ¿Qué te impide hacer de ello un hábito? ¿Qué ganarías si consiguieras hacerte ese regalo?

Casos prácticos.- Ira


No sólo de la teoría vive el hombre. Por tanto, tampoco el coach. No hay nada más bonito que poder poner en práctica esta disciplina. Tengo la suerte de participar en algunos procesos de coaching. Os iré contando diversos casos que me van presentando porque creo que son muy didácticos a la hora de conocer para qué sirve el coaching.

Los asuntos sobre los que he trabajado están muy centrados en lo laboral -por supuesto a parte de en lo deportivo.  Me plantean objetivos sobre el trabajo, las relaciones intepersonales en la empresa, la creación de un negocio, o cómo afrontar cambios en este ámbito. 
Fué muy interesante el planteado por Iván M. (nombre ficticio, por supuesto). Se percató de que en cada reunión que tenía con su jefe la tensión iba en aumento. No tenía química con él. No compartía ni comprendía sus decisiones; se enfrentaba a él e incluso se daba cuenta de que estaba perdiendo las formas. Si aquello seguía así, su trabajo estaba en el aire. Y esto era un lujo que no se podía permitir. 
Su objetivo, marcado con intensidad, fue poder controlarse en las reuniones. Se jugaba mucho con eso. Trabajamos sobre lo que ocurría ene las reuniones, cómo las planteaba y qué ocurría en ellas. Iván las empezaba relajado, con la confianza de que todo iría bien pero siempre se iba todo al traste. En un momento determinado, una frase, una orden o una instrucción, le desataba los demonios. Y arremetía contra su jefe.
Tras analizar lo que siempre ocurría , decidió cambiar de estrategia. Concluyó que lo que necesitaba era entrar a ellas sabiendo que en cualquiere momento se podía desmadrar. Y las consecuencias que ello le traería. Por tanto, necesitaba recordar todo lo que podía perder si seguía así. Sólo de esa manera evitaría la catástrofe.  Y le funcionó, su solución le funcionó. Consiguió tener presente en todo momento las ventajas de no crear conflictos innecesarios y eso le ayudó a superar la situación.
Sigue sin estar de acuerdo con su jefe pero sabe controlarse. Incluso ha aprendido a dar su punto de vista sin que se le hinche la vena. Con tranquilidad. Disfrutó mucho al poner en práctica, entre otras, la decisión de bajar su tono de voz. Nos habíamos reído a carcajadas mientras simulábamos esta situación.
 Lo mejor de todo es que su jefe le ha felicitado por sus aportaciones y su manera de ver y plantear las las situaciones. El coaching funcionó. 

Guau,...,¡que fuerte!

Guau, es impresionante. La época estival suele ser parca en noticias. Y nos dejamos llevar un poco por la abulia veraniega. Pero claro, hay ciertas cosas que despejan, que te ponen de nuevo   en marcha.
¡Guau,guau, guau! Es mejor  respuesta que puedes esperar cuando le preguntas “¿para qué eres tan agresivo?. O bien si preguntas “¿Qué sentiste cuando invadieron tu espacio?” seguro que tendrás la respuesta: “Guau,guau,…” Vamos, yo por lo menos no puedo esperar algo más cuando se practica esta modalidad nueva: Coaching canino.
¡Madre mía! Lo leí en una publicidad impresa y me quedé de piedra. Así, con dos…”Coaching canino”. Y se quedan tan anchos.
Eso sí, debe ser fácil. Además. Porque -bien resaltado - indican que lo consiguen en una sola sesión. En una sentada, todo solucionado. Será verdad lo de la inteligencia del perro. O bien, es que hay personas que tienen facilidad para el coaching. Tendré que estudiar más.
No obstante ya dije hace tiempo, en los inicios de este blog que no me gustaba la palabra coaching. Y de aquellos poolvos vienen estos lodos. Pero es lo que hay. Así que voy a hablar con esta gente y trataré de llegar a un acuerdo. Que permitan usar la palabra coaching sólo para quienes trabajan con las personas y entrenadores caninos para quien lo hace con los perros.  Reconozco que su denominación me gusta más.
Ah, que no se me olvide, en la próxima os comentaré sobre el coaching sex.  Estamos en verano.

Preguntas filosóficas

Las  vacaciones son para desconectar. Por eso yo entro con un poco más de tranquilidad. Seguro que vais a tener tiempo para meditar. El aburrimiento hace estragos y nos deja en muchas ocasiones frente a nosotros mismos. Y eso es peligroso. Nos puede llevar a replantearnos muchas cosas de nuestra vida. Claro que como hoy en dia las vacaciones son cada vez más cortas, esto dura poco y podemos salir corriendo de esta situación. ¡Benditas ocupaciones que nos permiten no pensar,...!
Pero bueno, como posible asunto a pensar, y por si os sirve de algo, os dejo aquí un resumen de una carta que envié a una amiga de este blog. Ella me envía varias preguntas (que veréis resaltadas en negrita) y me pregunta si con ellas podría dar por superado un curso de coaching. 
Perdona que me haya retrasado un poco en mi respuesta. La culpa la tienes tú. Si no me hicieras preguntas con tanta enjundia podría limitarme a una breve misiva y ya está. Pero no. Me buscas. Y claro, quiero contestar con tino. Lógicamente aprovecharé esto para mi blog.
Me pides el aprobado para este curso de coaching. Hmmmm,....
Reconozco que eres capaz de hacer preguntas potentes. Pero eso no es coaching. Las preguntas potentes sólo son un medio. Nos ayudan a conseguir el objetivo básico del coaching, que es,..., ¡conseguir un objetivo!
El coaching no es filosofía, no es tener respuestas a la vida, sino ayudar a conseguir un objetivo concreto, medible,alcanzable,...(SMART)
Claro que el plantearse esas preguntas ayudan a llegar a aclarar ese objetivo pero un coach no debe trabajar con nadie si este no es capaz de definir un objetivo. ¿Cual sería el objetivo concreto, medible, alcanzable,...? No definirlo claramente arruina el coaching. Sin esto, todo el proceso es un fiasco.
¿Qué no me gusta de lo que me está ocurriendo? Te da respuestas a una situación. Detecta un problema. El coach estará ahí cuando te plantees cómo quieres resolver la situación.
¿Con qué estoy más incómoda? Esta es una pregunta a hacer una vez estás en el proceso de coaching.
¿En qué necesito crecer? Esta es muy buena. Nos hace medible el objetivo en el tiempo.
¿Qué quiero que perdure? Tal vez una pregunta con más enjundia y que nos llevaría a la acción sería ¿Para qué quiero que perdure?
¿Qué cosas me dan pistas de que no prospero? Habría que concretar mucho más.
¿Qué puedo cambiar para ser mejor? ¿Para ser mejor en qué? Se nos diluye el objetivo.
¿Qué no me gusta?...¿ Para qué? El para qué da mucha fuerza , obliga casi a la acción, te enfrenta a tu realidad presente y posiblemente futura.
En fin, cuando alguien se plantea ponerse en manos de un coach debe tener ciertos deberes resueltos. Por supuesto, existen sesiones pre-coaching que ayudan a saber si de verdad vas a necesitarlo y lo que puedes llegar a obtener.
Tras esta filípica, que más bien ha sido una introspección sobre lo que yo pìenso del coaching, he de decirte que sí, que esta primera parte la has aprobado muy bien. Por supuesto nos queda más. Pero eso lo iremos averiguando, si quieres, en el camino que nos queda por delante. Espero que te apasione tanto como a mí.
Un beso.

Dime con quien andas...

Es bueno que de vez en cuando mires tu entorno y observes a las personas con las que te rodeas. La influencia de quienes están contigo sobre ti es enorme. Estar en un grupo te da identidad.
Eso sí, hay muchos casos en que esa pertenencia no te ayuda sino más bien todo lo contrario. Y en tu camino de mejora más bien son una traba para tu desarrollo. ¿Te hace mejor persona estar ahí, rodearte de esa gente? ¿Sientes que  al estar con ellos/as la suma de todo el grupo es mayor que la suma de las personas? ¿Tiene ese grupo fuerza, personalidad propia? ¿Te ves dentro de diez años con esa gente? ¿Quieres darles siempre lo mejor de ti mismo? ¿Ellos están contigo dándote lo mejor?
Las personas somos  animales sociales. Y como tales tenemos una necesidad imperiosa de relacionarnos. Saber elegir tu entorno, tus apoyos, vamos, tus amigos, es una de las decisiones más importantes que puedes tomar en esta vida. Dedícate un tiempo a pensar en esto. Conozco muchos casos que han decidido dar un giro a su vida porque se dieron cuenta de que el ambiente que les rodeaba no era bueno. Les costó, fue duro. Pero nunca, nunca, nunca, se han arrepentido del cambio. Es muy importante. Pregúntate el para qué de esas relaciones. Rodearse con gente buena tan solo te hace,…, mejor.

¡Que le den!

No te equivoques. Para comenzar un nuevo proyecto o intentar dar otro sentido a tu vida no es necesario tirar todo por la borda y empezar de cero. Bueno, en algún casi sí, pero no es lo normal.
Los pequeños pasos, cercanos, próximos, nos harán ir dando un cambio de rumbo útil y asimilable. Aquí en este blog quiero proponer pequeñas cosas que pueden echar una mano para que tu cambio llegue a buen puerto.
Claro que esto lleva detrás un componente de riesgo, esfuerzo y sacrificio. Se nos acusa, a quienes creemos que las cosas son posibles, de vivir en una burbuja, de ser optimistas, de autoengañarnos. Y sí, aunque algo de eso hay, detrás de cada acción hay ilusión, entrega, ganas, trabajo y sudor. No es fácil. Las cosas no llegan sólo con pensarlas. Hay que trasladarlas al mundo real.
Os propongo un ejercicio. Imaginad que al lado tenéis a alguien que os cae mal. Bueno, muy mal. Puede ser un compañero de trabajo, de equipo deportivo, familiar cercano, vamos alguien de quien os sea difícil poder aislaros. Peor aún, puede ser un jefe, un profesor, o sea, una persona de quien dependáis. 
Os invito a que cojáis un folio. Y un bolígrafo, por supuesto.  Pensad en esa persona. Sí ya sé que las arcadas os suben por la garganta, que el estómago se os revuelve, que el puño se cierra dispuesto a dispararlo en cualquier momento. Se os hace de noche. De repente os vienen a la cabeza las últimas "putadas", sí las que os hizo ayer. Las anteriores no quieres ni recordarlas...
Aqui viene el primer esfuerzo: borrar un ratito esas imágenes. Sólo un ratito, de verdad. A partir de ahora, bolígrafo en mano, empieza a apuntar alguna virtud que pudiera tener. ¿No salen? Piensa. No es fácil. Lo sé. Sigue pensando. Una virtud. Algo que a tí te gustaría tener de él..., algo que hayas aprendido con él, recuerda si has oído a cualquiera comentar una virtud. Piénsala. Relájate. No dejes que te invada el sentimiento de odio. Apártalo y escribe. Estoy convencido que si haces este ejercicio con voluntad, vas a apuntar no menos de cinco cosas. Incluso más. (Si no encuentras ninguna, necesitas un coach a tu lado,me escribes, je)
Cuando vuelvas a tener al elemento delante, piensa en lo que has  apuntado. No va a ser más amigo  que antes, no le vas a sentir más cercano, pero el nivel de inquina va a disminuir, la tensión que te crea va a ser menor. Seguro. Y rebajar esa tensión te va a beneficiar, va a ponerte a ver las circunstancias con otro punto de vista distinto al anterior. Y por tanto, los resultados que obtengas de esta relación, seguro que serán distintos. Has cambiado tu posición, te has movido. Has comenzado un cambio. Si te mueves con inteligencia, será a mejor, por supuesto.

Los coach son unos canallas...

Vale la pena ver este video. Es, independientemente del título del mismo, el mejor ejemplo de lo que nos puede ocurrir cuando vemos algún problema, buscamos una solución o queremos alcanzar nuevas experiencias. Nuestra cabeza, nuestra mente, le da vueltas y vueltas y vueltas a lo mismo. No encontramos la solución o el camino. Y nos mantenemos firmes en nuestra posición. Le damos vueltas y vueltas. No somos capaces de saber que tendremos que derribar algunas barreras.  
El acomodo en nuestra vida viene dado por ciertas defensas que nos hemos ido creando. Pero esas defensas, creeencias, que nos han ayudado a vivir bien - en algunos casos incluso mal - nos limitan. No nos dejan acceder a otros lugares o experiencias. 
El coach, en este caso es capaz de hacerte dar vueltas, vueltas y vueltas, manteniéndose al margen, y presentarte de cerca lo que puedes conseguir. Tú das vueltas, y el coach te estimula. No es bastante, el coach te estimula más, sigue sin ser suficiente, te ve dar más vueltas, necesita más acción,... otro estímulo más. Así hasta que tú eres capaz de encontrar una salida. Un camino que desconocías.
Será la casualidad, será el esfuerzo, será las vueltas que da el perrito. La verdad es que al final del proceso, hay salida. Siempre la hay. El método funciona.
Y sí, el coach es un poco canalla...pero ha valido la pena. 
Ah, lo de poner luego los juguetes dentro del círculo ya tiene otro nombre más fuerte...