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Vida perra



Tengo perro. Bueno específicamente perra. Contra mi voluntad, eso sí. Pero ahí está. Todo fue bien mientras que el animal se movía por el suelo. Su campo de acción se reducía a jugar con todo lo que encontraba cercana a ella. Y, salvo que me despistara y se me cayera algo al suelo, ella no influía en mi vida habitual. Su tamaño intermedio no pasa desapercibido pero tampoco ocupa un espacio excesivo. 

Un dia mi perra, Cora, aprendió a ponerse a dos patas.  No es muy ágil en sus movimientos, no hace nada físicamente espectacular. Por eso me sorprendió que fuera capaz de mantenerse y guardar sobre sus dos patas traseras cierto equilibrio. Se ve que es un aprendizaje habitual en los perros.  Lo vi gracioso. 

Con esto, consiguió  aumentar su radio de acción. Ahora era capaz de asomarse y alcanzar la tabla de la mesa de la cocina, las mesas del despacho, las encimeras de la cocina, los rollos de papel higiénico, los cajones de la cómoda y un sinfín de sitios más que hasta ahora eran inimaginables para ella. Por supuesto  esto cambió su punto de vista y su acción sobre lo que le rodeaba. Así que todo lo que nosotros poníamos por allí encima, ella lo consideraba como suyo. De ahí que se comiera bolígrafos, libretas, papel, longanizas, jamón, queso, cajas de cartón, o que de vez en cuando vomitara plásticos, piedras, trozos de bolsas,  paquetes y utensilios de todas las formas y colores. 
Por tanto - a consecuencia de ello-  yo no tuve más remedio que controlar lo que me dejaba encima de los muebles y quitar de su sitio todo lo que pudiera estar a su alcance. Pero claro, entonces y durante un tiempo, las cosas dejaron de estar en su desordenada ubicación habitual. Empecé a no encontrar nada porque nada estaba en el lugar de siempre.  
Harto de perder el tiempo en largas búsquedas decidí que tenía que poner un poco de orden y pensar y ubicar cada cosa en un sitio nuevo. Y ya que estaba, lo hice intentando tener las cosas lo más a mano posible. Llegué a un orden nuevo. Me sorprendió porque nunca lo había tenido que hacer hasta entonces. 
Por culpa del cambio de punto de vista de mi perra, Cora, me he hecho bastante más ordenado.  Podía haberla tirado a la calle pero preferí reorganizarme. Su salida de la zona habitual me empujó a mí a otro sitio, también bueno. Y ella no va a renunciar a esta nueva situación, a sus nuevos valores.
Cuando haces un cambio en tu vida vas a influir en el entorno, quieras o no. Todo lo que te rodea va a cambiar.  Mi perra nunca va a dejar de husmear por las alturas – esté en mi casa o no – porque ha encontrado una afición que le satisface. Yo no podré abandonar este hábito del orden nuevo porque me ha empujado a hacer las cosas mejor.

Este no es tu blog



En este blog hemos tratado muchos asuntos (¡acabo de ver que ya hay más de 180!). Unos te habrán llamado la atención, otros tal vez los consideres intrascendentes. Es difícil acertar con todos o mejor dicho, la variedad de lectores me permite multitud de entradas con muchas posibles temáticas. Reconozco que esto me gusta. 

Pero esta entrada tal vez sea la definitiva – que no la última – porque puede que te anime  a no pasar nunca más por aquí. Más que nada para que te evite perder el tiempo

Entrar en este blog  sin haberte hecho a ti mismo las siguientes tres preguntas es como pensar que hoy mismo puedes ser un profesional de la fórmula uno sin haberte subido  nunca a un coche. Incongruente no, imposible. 

Pues ¿cómo vamos a encauzar nuestra vida, cómo vamos a prepara nuestro futuro si nunca nos hemos preguntado quien soy, para qué estoy aquí y hacia dónde voy?

Quien no haya tenido estas dudas, quien no se las haya planteado nunca, es difícil que pueda sacar algo de provecho de este blog. Es difícil que entienda lo que aquí se trata de exponer. Si es tu caso, déjalo, no sigas leyendo. Este no es tu blog

Quien se las haya planteado pero no las haya respondido, entonces tiene que ponerse ya a la tarea.  Porque nadie puede saber lo que hacer si no sabe quien es. Si esto ocurre, no sabremos discernir con qué herramientas contamos y cuales podemos necesitar. Si no profundizamos en nuestro  ideal de vida (para qué estamos aquí) entonces  no sabremos hacia dónde enfocar.  Por supuesto, finalmente, si no  contestamos a la tercera, si no sabemos hacia dónde vamos, ¿cómo vamos a elegir el camino correcto? ¿Como vamos a pedir que nos ayuden a encontrarlo?

Este blog trata de plantear caminos, herramientas y enfoques que sólo servirán si tú sabes a dónde apuntar. Da miedo pero hay que pararse y contestar a estas tres preguntas. Con sinceridad y con profundidad. Se puede hacer.  Una vez tengas la respuesta, te aseguro que todo cambia. Para bien.  

Pd.- Espero que a partir de la próxima entrada no me caigan muchos lectores, ulps. 

La fuerza del grupo



Siempre ocurre algo sorprendente. Así es la vida cuando le prestas atención. O mejor dicho cuando te la tomas con intención.  El otro día me llamaron para reñirme.  Al principio no entendía nada pero aguanté bien el tirón. Luego me di cuenta de lo que estaba ocurriendo y me alegré mucho de ser el culpable colaborador necesario de lo que se me acusaba. 

Resulta que estoy trabajando con un grupo de personas que me pidieron que les ayudara a vender más. Hemos tenido tres o cuatro reuniones. Yo me lo he pasado muy bien pues en ellas me van hablando de sus actuaciones y de lo que necesitan para mejorar en sus objetivos.   Hasta aquí sin problemas.  

Pero me doy cuenta de que el trabajo realizado es bueno cuando uno de los directivos de la empresa con la que colabora este grupo me llama para insinuarme que hay ciertas decisiones en las que ese grupo no debe de participar. Vamos , que  deje de animarles a tener voz propia y que tan sólo les enseñe a vender.  

Por supuesto, además de sorprendido, me sentí orgulloso, complacido y enfadado. Porque ese directivo que me llamó quería que todo fuese mejor… pero dejando todo como estaba. Y eso es imposible. Esa necesidad del directivo de volver al estatus anterior me indicó que de verdad quien estaba bloqueando el posible aumento de las ventas era él. Por su comodidad. Todo conocido para tenerlo todo controlado. 

Pero este grupo está aprendiendo que todos juntos forman un uno con personalidad propia, con fuerza y con valores.  Este grupo está aprendiendo a reivindicar para mejorar. Está apretando a su empresa para que esta funcione mejor.

Lo que no sabe ese directivo es que este grupo no tiene marcha atrás. O renace o se deshace. Porque han saboreado el gozo de la unidad, del apoyo entre sus miembros, del potencial que les da ser grupo.  Y ahora tendrá que ser la empresa quien decida. O la comodidad de un directivo – y el grupo se deshace – o se atiende al grupo  y entonces el directivo tendrá que renovarse …o morir.  

Por eso animo a realizar actividades en grupos. En grupos con intención y con pasión. Porque crece el grupo y de paso crecemos cada una de las unidades que formamos ese grupo. Y la espiral ascendente que se crea no es sumatoria sino exponencial. ¡Multiplica tus valores!

Tengo miedo



Hoy toca algo muy sencillito de entender pero difícil de aplicar. Hablaremos de  uno de los motivos principales que nos impide actuar. Me refiero al miedo.  En todas las sesiones de coaching que realizo, en muchas de las conversaciones que tengo, el miedo aparece cada vez que se propone un cambio, un camino, una opción. 

Es verdad que ya he tocado, muy de soslayo, este asunto en un par de post. Sobre todo tratando de incidir en que el miedo es un asunto común en todas las personas, que es constitutivo de la naturaleza humana, que no es malo en sí mismo y que hay que encontrar los medios para afrontarlo. 

Os adjunto mis primeras incursiones en este tema: 


Pero la necesidad de profundizar más me ha llevado a buscar en nuestro nunca suficientemente alabado Internet. Y me he encontrado con la joya, un video, que os adjunto. Al principio quise preparar un resumen del mismo. Pero no. Tiene tanto valor todo lo que dice Roberto Pérez sobre el miedo, que no quiero hurtaros la posibilidad de disfrutarlo. Espero que tanto como yo lo he disfrutado. 

Os dejo con él. Con sus explicaciones, con esta magnífica charla que tal vez nos sirva para saber qué se quiere decir cuando decimos miedo. A mí me sirve. Mucho. Espero que también a vosotros. 

Pd.- Os adjunto el enlace a la primera parte. En ella hay una presentación de Roberto por parte de un empresario. ¡Cómo me llama esto la atención! Ójala más empresas fueran tan valientes como esta empresa mexicana.  A partir de esta primera parte podréis enlazar con las siguientes.  Dejadlo todo y atender bien o buscaros un hueco para disponer de tres horas de verdadero aprendizaje. A fin de cuentas esto es lo que nos ayuda a preparar nuestro futuro.   

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