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Hipnosis


Horacio Ruiz

De vez en cuando me sumerjo en experiencias nuevas y apasionantes. Esta vez me ha tocado lidiar con la hipnosis. Curiosidad, expectativas, posibilidades, caminos distintos, …por esto y mil motivos más me apunté a un curso de hipnosis. Vamos, a un curso para aprender a hipnotizar. 

De la mano de HoracioRuiz he aprendido varios métodos de hipnosis. ¿Con qué fin? Pues para tener una herramienta que me permita llegar al inconsciente.  

Como bien dice un buen amigo mío psicólogo: “Javier, cada día me doy más cuenta de que todo está en el inconsciente, de que sobre él sabemos muy poco y además no le damos la importancia que se merece. Actuamos casi siempre sobre nuestra parte racional pero creo que la verdad está allí escondida”.

Por supuesto - y para bien – en el curso se desterraron todas las implicaciones mágicas con las que nos suelen engatusar – en el buen sentido – en divertidísimos espectáculos de ocio. La hipnosis no es el show que nos presentan en muchas ocasiones. 

Porque es posible desconectar a nuestro racional y controlador hemisferio izquierdo del creativo hemisferio derecho, provocando durante un tiempo determinado que el izquierdo deje de dar órdenes.  

Con esto se consigue tener otra perspectiva de lo que ocurre a nuestro alrededor y de lo que nos ocurre a nosotros mismos.  Esta visión distinta puede ayudarnos a que realicemos otro tipo de acciones que tal vez sirvan para mejorar. Para esto se utiliza la herramienta de la hipnosis. Es una ayuda muy potente para ciertas terapias pero no es una terapia

Finalmente me gustaría destacar la importancia de la sugestión en todo este proceso. Quién no quiera ser hipnotizado nunca lo será. Eso sí, se perderá las fenomenales sensaciones que aporta el aprender a trabajar con nuestro cerebro en las frecuencias Alpha y Theta.

Pd.- Se busca personas  que quieran ser hipnotizadas por un hipnotizador en prácticas, je.

Por si quieres leer algo sobre realidades y mitos de la hipnosis pincha en este enlace

Bonos basura



Los bonos basura, sí, esos que casi llevan al traste a gran parte de la comunidad financiera mundial, en principio eran bonos buenos. Estaban compuestos por hipotecas seguras (de las que se cobraban) y todo el mundo quería comprar. Mucha gente estaba dispuesta a pagar bien por ellos pero su número era limitado. No podían adquirirlos.

Así que algún gurú decidió hacer más bonos pero con hipotecas de más dudoso cobro. También se vendieron bien. De nuevo no quedaron hipotecas libres. Otro gurú con más mala idea decidió facilitar los préstamos y así tener más hipotecas para incluirlas en esos paquetes de bonos que se vendían tan bien. 

Hasta que al final le prestaban a cualquiera, y esa hipoteca se asociaba a un bono. Por eso estos bonos pegaron el petardazo, porque llegó un momento en que se dieron cuenta de que esas  hipotecas ofrecidas a cualquiera no se iban a cobrar nunca. Esos bonos eran  papel mojado. En resumen, todo a hacer puñetas. 

Cuento esto porque en nuestro paquete de bono personal, el que nos ofrecemos y ofrecemos a los demás, puede ocurrir lo mismo: el desastre. 

Inicialmente tenemos un bono que incluye todos nuestros mejores valores. Pero con una excusa u otra vamos degenerando su contenido. No pasa nada si quitamos un poco de valentía y lo cambiamos por seguridad, y otro poco de energía por comodidad, sacamos del paquete nuestra generosidad y le introducimos egoísmo, apartamos algo de confianza y añadimos recelo, ponemos vanidad, quitamos fuerza de voluntad, añadimos engaño, soltamos lastre de paciencia, menos sacrificio más satisfacción,…, menos un poco - sólo un poco - de alegría cambiada por frialdad, y deshago la entrega de espiritualidad cambiándola por materialismo, me aferro a la recompensa rápida y reniego del valor de la constancia, vacío la compasión –total no me sirve para nada – y añado exigencias…

La lista de esos pequeños cambios, que se realizan poco a poco, puede ser muy grande. Cada día más si no nos damos cuenta. Hasta que de repente nada funciona, explota todo y nos damos cuenta de que nada somos, nada aportamos, nada tenemos  y nada valemos.  Nos quedamos solos, con la única compañía de nuestra porquería.    

Volver a poner en valor nuestro bono, en verdadero valor tras una debacle como esta no es fácil. Es posible pero entraña un gran trabajo. Vale la pena revisar el estado de nuestro bono para no tener que construirlo nuevamente desde cero.  

¡¡Maldad!!



¡Qué duro es que alguien te haga daño! Pero peor aún es si no sabes porqué.   En una conversación con alguien cercano me explicaba que lo había pasado muy mal pues una persona de la que dependía económicamente le estaba perjudicando cada día más. Sin explicaciones, sin ninguna razón, sin que viniera a cuento. Poco a poco. Apretándole cada día más. No lo entendía. 

Me dijo que a partir de ahora iba a dejar de confiar en la gente pues esa persona le había hecho mucho daño. La definió como una persona mala. 

Esto me hizo pensar en la maldad. Mejor dicho, en la existencia real de ella. Porque la maldad existe. Está ahí. Más de lo que nos creemos. Y lo que es peor, desde mi punto de vista existe y no tiene razón. Simplemente es. 

Hay personas que hacen daño sin más. Por hacer daño. No sé que encuentran en ello. Pero actúan así. Porque puedo empatizar – que no admitir – con la venganza, la ira, el desengaño, la envidia u otros “dones” similares. Pero no me cabe en la cabeza, no entiendo, no empatizo, no comprendo, cuando el fin último es dañar por dañar

Mi amigo puso en duda todos sus valores – yo también – y casi le requebrajan por la mitad. Estaba obsesionado por encontrar una explicación a la actuación de esa persona. E incluso dispuesto a cambiar su forma de ser para ponerse en modo defensivo permanente. La maldad le apresó, le atemorizó y removió sus principios. 

Menos mal que este terremoto no le destrozó sus estructuras.  Sus principios le permitieron distanciarse, alejarse y retomar posición, poniendo simplemente al malo en su sitio justo. Sólo a ese malo, no a todas las personas que le rodean. Tuvo que trabajar fuertemente con sus valores y principios para superar la situación. Lo pasó mal pero al final triunfó. Salió victorioso en una difícil batalla, tal vez la mayor de todas. 

En este mundo en el que buscamos nuestro sitio con anhelo no podemos olvidar que la maldad existe. Hay que reconocerla, denunciarla y apartarla.   Eso sí, preguntémonos si vale la pena buscarle justificaciones si la peor maldad es la que no las tiene.

Fuerza de voluntad



Primero me pongo una cerveza con un pequeño aperitivo y luego me siento frente al ordenador. Ya estoy. 

Hoy quiero hablar de una cualidad que admiro mucho y de la que yo carezco. Me refiero a la fuerza de voluntad.  Busco una definición adecuada y leo: 

 “Es la capacidad de resistir las tentaciones al corto plazo para cumplir con las metas de largo plazo”. 

Pues mal empiezo. Primero me he dado el premio (cervecita) y luego afronto la obligación (escribir). Tal vez por esto estoy tan bajo de fuerza de voluntad. Me cuesta mucho postergar la satisfacción. 

Pero bueno, leyendo, leyendo, veo que la fuerza de voluntad se puede agotar. ¡Acabo de encontrar una buena excusa!  La tengo casi agotada.

Pero los sabios en estos temas dicen que se puede recuperar. A base de creencias y actitudes. Eso sí, estas deben potenciar mis metas y deseos internos. Esta es la manera de recobrar la fuerza de voluntad. Dicen que la recarga es más difícil si lo que tratamos es de complacer a los otros. 

Por tanto tendré que buscar en mis motivaciones internas y además ejercitar la voluntad. Tal vez para esto escribo en este blog. Para “obligarme” a ser constante. Para ejercitar mi fuerza de voluntad. 

Creo que es un tema que no sólo me preocupa a mí sino a mucha gente. A quien la tiene le cuesta entender cómo algunos sufrimos tanto por carecer de ella. Tal vez con los artículos que os adjunto podáis entender mejor cómo funciona esto. Es una buena manera de mejorar este aspeto tan importante para preparar el futuro que queremos.Y además me evita a mí ponerme a hacer resúmenes y a trabajar en un artículo propio.

Os dejo con este sencillo y didáctico artículo de la Asociación Americana de Psicología:


Ademas os invito a leer este divulgativo artículo: 


Y finalmente, si queremos poner ciertas cosas en marcha, y cómo sé que habéis renovado la voluntad de mejorar la fuerza de voluntad, os dejo en el blog de mi constante amigo Benicio Orozco. Os dará unas sencillísimas claves para llevar proyectos adelante. 


Hale, me voy a repetir la cerveza, que me la he ganado. 

Ah, feliz 2016. 

#fuerzade voluntad