Hay palabras que marcan. Cuántas veces utilizas el “tengo que” o el “ debería de “. A fin de
cuentas lo que nos decimos en estas ocasiones es: “Como yo soy así sólo puedo hacer esto”. Con estas
sentencias lo que hacemos es bloquearnos totalmente las alternativas. Nos obligamos a un solo camino. Y por tanto, de paso, dejamos insatisfecha la
necesidad.
¡Pues ya tenemos un problema! Enfrentamos el “yo quiero” con
el “yo debo”. Si analizamos un poco de
dónde pueden venir estos condicionantes
tal vez nos demos cuenta de que vienen de atrás y que además, hasta pueden no
ser nuestros. Estamos marcados a sangre
y fuego por esos deberías de nuestros padres, maestros y personas de influencia
y además se grabaron cuando éramos niños y poca defensa teníamos. Es gracioso. Y también dramático en muchos casos.
Ha llegado el momento de apuntar cuando se produce ese
conflicto. No demos el debería como axioma. Por lo menos, hay que dejarlo en
cuarentena o en proceso de análisis.
¿Utilizas muy a menudo los tendría o debería? ¿Qué harías si
no “deberías o tendrías que”? ¿Esas alternativas te satisfacen? ¿Son beneficiosas para ti?