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Leer,leer,leer

Al igual que en otro post os informé de las ventajas de escribir, esta vez tras el periodo vacacional os invito a hacer algo que, con las urgencias,  las prisas y la velocidad de información, estamos dejando de lado.


Bueno, no voy a generalizar. No voy a generalizar porque yo he sido durante este año el primero que ha abandonado ciertos hábitos. He tenido que parar por vacaciones, aislarme un poco del mundo tecnológico, apartar la presión diaria del trabajo y de otras actividades para darme cuenta de la barbaridad que había hecho.  ¡He estado un año sin leer libros!  

Informes, noticias rápidas, manuales de consulta, etc,etc, todo eso sí. Pero tener un libro entre manos, dedicarle varias horas, no tener prisa, disfrutar con las experiencias que tienen otras personas, sumergirme en aventuras que los buenos escritores nos regalan, leer e intentar comprender los pensamientos o puntos de vista  distintos a los míos, intentar ponerme en la piel de los personajes imaginarios o reales que nos presentan, todo eso lo aparqué durante este año. Pero he vuelto. No sé cuantos libros han caído en estos días. Bastantes.


Había olvidado el placer de que el tiempo deje de existir y el mono que conlleva dejar un libro al final del dia, a esperas  de que llegue el siguiente y poder continuarlo.  He movido las neuronas. Me he reído, he aprendido y he disfrutado de momentos que nunca debí abandonar.  Prometo no volverlo a hacer. Lo agradeceré. 


La ética de la libertad

Dicen que es bueno volver de vez en cuando a la adolescencia. Así me he sentido yo cuando he tenido la suerte de que cayera un libro en mis manos. Como siempre no tengo claro si atribuir estas coincidencias a la suerte, a la casualidad, a la serendipia o a la intención. En fin, el caso  es que, otra vez,  algo se cruza en mi camino en el momento adecuado.

Perdón por esta digresión. A lo que iba. He comentado lo de los quince años porque el libro de Fernando Sabater “Etica para Amador” 1991, escrito para su hijo entonces adolescente, es un tratado de lectura muy sencilla pero apasionante sobre la libertad, la moral, la ética, y sobre todo, la explicación de lo que para Fernando Sabater es “el buen vivir”. Profundo en el contenido y sencillo en su exposición.

Necesitaría escribir “Ética para Amador” para poder hacer un resumen de lo que contiene el libro. Lógicamente os invito a que leáis lo que nos escribe, lo que escribe Fernando a su adolescente hijo Amador.

Y hay dos cosas por las cuales el libro me ha caído en buen momento. Uno, porque lo empecé hace muchos años y lo dejé estancado en la librería. Esto me demuestra que cada cosa llega en su momento y que puedo confiar en que esto es así. Sí o sí. Aunque sea una lástima porque no hubiera perdido 20 años buscando algunas de las respuestas que aquí he encontrado (claro que entonces no las hubiera entendido porque no estaba preparado para ello).

Y dos, porque últimamente me estoy encontrando con mucha gente que confunde la felicidad con el tener cosas. Y porque esta misma gente y otras – incluyéndome a mí en algún momento - están obsesionados con arreglar todo lo de su alrededor siendo incapaces de arreglarse a sí mismos. Fernando Sabater nos demuestra que esto es imposible. Me guardo sus ejemplos y sus pensamientos para no perderme en este camino de lo que él denomina la buena vida.


Gracias Fernando por obligarme a volver a mi adolescencia.