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¡Quiero ser malo!


En muchas ocasiones, cuando hablo de coaching y explico que es un método que te ayuda a conseguir tus objetivos, me comentan que su objetivo es “¡ser más malo!”. 
Al preguntarles qué entienden por “ser más malo”, me comentan que lo que quieren es  que no les afecte tanto, que no les influencie lo que opinan y hacen otras personas a las que no tienen afecto. Es decir, sufren por culpa de personas que consideran nocivas y que son ajenas totalmente a su círculo de consideración.
Así que me atrevo a copiar desde Wilkipedia el concepto de asertividad. Tal vez esto abra un camino de búsqueda que puede ayudar. Y también, desde luego, nos abre nuevos frentes en este blog.  (¡Madre mía, cuánto trabajo nos queda por delante!).

Asertividad
Como estrategia y estilo de comunicación la asertividad se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Cabe mencionar que la asertividad es una conducta de las personas, un comportamiento. Es, también, una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.

Os dejo también una relación de derechos asertivos, muy interesante y que nos va a ayudar a pensar un rato. Vale la pena utilizarlo como autotest. A ver cuántos puntos de estos cumplimos:
  1. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
  2. Derecho a tener y expresar los propios sentimientos y opiniones.
  3. Derecho a ser escuchado y tomado en serio.
  4. Derecho a juzgar mis necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
  5. Derecho a decir “no” sin sentir culpa.
  6. Derecho a pedir lo que quiero, dándome cuenta de que también mi interlocutor tiene derecho a decir “no”.
  7. Derecho de opinión, idea o línea de acción.
  8. Derecho a cometer errores.
  9. Derecho a pedir información y ser informado.
  10. Derecho a obtener aquello por lo que pagué.
  11. Derecho a ser independiente.
  12. Derecho a decidir qué hacer con mis problemas, cuerpo, tiempo, etc., mientras no se violen los derechos de otras personas.
  13. Derecho a tener éxito.
  14. Derecho a gozar y disfrutar.
  15. Derecho a mi descanso y aislamiento.
  16. Derecho a superarme.
  17. Derecho a no ejercer estos derechos
Por supuesto, la pregunta de hoy es: Si quieres ser asertivo, ¿Qué acciones tomas para serlo?

El yo asesino


Una buena sociedad lo es en función de que su trabajo en equipo sea el adecuado. Esto es así tanto para sociedades mercantiles, deportivas, benéficas, familiares y uniones de toda índole. En varios casos ha coincidido que he descubierto al asesino de estas agrupaciones.Si, se trata de un asesino en serie. Casi siempre el mismo. Se le reconoce porque utiliza el mismo método y obtiene los mismos resultados.  Destrucción. Se lleva por delante lo que ha costado crear con mucho esfuerzo.
Habrás oído muchas veces repetir estas frases en algunas conversaciones: “Yo he hecho…, yo he organizado,…, yo he conseguido,…” Y así hasta el infinito.
Cuando se va por libre, esto puede tener sentido.  Tú te lo guisas, tú te lo comes. Pero cuando recorremos junto a otras personas un camino, hay que ser sumamente cuidadosos con el yo. El uso abusivo, la relación compulsiva con este asesino, con el yo, te va a  llevar a la destrucción.  Tardará más o menos pero así va a ser.  
Será conveniente entonces utilizar el mejor antídoto de prevención, el arma de destrucción del yo. Esto es, el nosotros.
En el momento en que usemos el nosotros, compartimos situaciones, conflictos, alegrías e incluso soluciones. El nosotros supone que nos ponemos en la piel del otro, y hacemos a su vez que el otro sea partícipe de nuestros intereses. 
Sería bueno darse un pellizco cada vez que usemos el yo cuando hablemos de acciones que deberían implicar a la sociedad que tenemos con otros.
Para desterrar el uso del yo, nunca dejes de preguntarte entre otras cosas:
¿Hubiera llegado hasta aquí si no fuera por el otro?  
¿Tengo en consideración al otro permanentemente?
¿Qué virtudes del otro me han ayudado a mejorar?

Valores

María y Pilar paseaban por la calle. Vieron a un mendigo. María se detuvo frente a él, lo observó un momento, buscó unas monedas en su bolso y se las dio. Pilar, de inmediato hizo lo mismo. Ambas se miraron sonrientes y siguieron con su paseo. 

Tras esta acción existe una motivación. Y esta motivación está basada en los valores. María y Pilar sonríen. Quiere decir que han actuado de acuerdo con su propios valores. Lo que han hecho les ha satisfecho. Desde luego, no hay nada mejor que hacer algo que nos satisfaga. 

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud (http://www.elvalordelosvalores.com/definicion/index.html).

La estructura y robustez de una casa, se mide por sus pilares. Pues en nuestra vida la estructura y robustez de la personalidad se mide por los valores. Luego las paredes de la casa, o la decoración será la que será, pero el fondo, lo que perdura, es lo que es. 

Para preparar nuestro futuro, construyendo algo sólido, es importante conocer nuestros valores, los fundamentales, los que tenemos arraigados y nos producen satisfacción. Hay que  conocerlos en profundidad. Hay que parar, pensar y tener muy claro sobre que estructura queremos edificar nuestro futuro. 

Más arriba os he indicado un blog en el que podréis profundizar más con este tema. ¿Para qué sirven?,  tipos de valores, los retos que nos plantean los valores, etc,etc.  

Conocerlos, por ejemplo,  nos va ayudar a saber con un porcentaje elevado de acierto, cómo afrontaríamos una situación nueva. Os prometo que esto ayuda mucho a la hora de tomar decisiones. Por ejemplo: ¿Qué harías si ves un atraco? o ¿Que harías si te toca la lotería? ¿A quién elegirás como pareja? No lo dudes, si eres consciente de tus valores, tienes mucho camino adelantado. 

Otro día comentaremos sobre si los valores son inamovibles, genéticos,  aprendidos, si están grabados a fuego. En fin, que nos van a dar mucho juego...O sí los valores sirven para realizarnos como personas o bien para que nuestras acciones nos produzcan satisfacción.., si mis valores buenos son tus valores buenos,..., buff, buen lío tenemos por delante. 

Pd.- Por cierto, ayudarme a explicar porqué sonríen María y Pilar. Es un buen ejercicio. 





Hacer,esperar, amar


Ya sabéis que no soy muy de sentencias pues siempre se quedan cortas. No obstante, el otro día oí esta en  la radio y reconozco que me puso a pensar. 

La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar. Thomas Chalmers

Ese ...algo que hacer...sí, en efecto, es importante tener el tiempo ocupado. Claro que también mata tener obligaciones que no nos gustan, obligatorias y que nos estresan, o que simplemente nos producen vacío. Muchas veces un vacío mayor que el hueco que tratan de llenar. Aunque si esas actividades nos llevaran o nos ayudaran a llegar a hacer aquello que nos gusta, tal vez sería suficiente acicate para llevarlas a cabo con mayor ilusión. 

Alguna cosa que esperar,..., pues sí, siempre que sea buena para nosotros; vamos que esperemos  con ilusión. ¡Huy, otra vez la palabra ilusión! Aunque también esto nos plantea otra posibilidad: ¿Esperamos sentados o esperamos haciendo cosas?... Esto será motivo de otro post. 

Alguien a quien amar,..., eso sí, de verdad. Con amor del bueno. Sin posesión, sin celos (bueno, esto último no haría falta decirlo porque posesión y celos no entran dentro de la palabra amor). Es difícil ser infeliz si acompañas, ayudas, aprendes, disfrutas, y te ilusionas (otra vez la palabra) con el ser amado. 

¿A quien amas de verdad? ¿Qué cosas haces que sean positivas para ti?  ¿Cómo te preparas para esperar lo que te conviene?